El origen de este refrán se desconoce, aunque hay quien lo atribuye a una anécdota que le ocurrió a don Álvaro de Luna durante una cacería.
En el transcurso de ésta, el célebre condestable de Castilla se topó con un pobre hambriento que en el lugar de sus ojos presentaba dos horribles cicatrices que desfiguraban por completo el rostro. Totalmente impresionado, Don Álvaro le preguntó acerca del origen de las heridas. El mendigo le respondió lo siguiente: “Tres años ha criaba yo un cuervo que había recogido pequeñito en el monte; y le traté con mucho cariño; poco a poco fue haciéndose grande, grande… Un día que le daba de comer saltó a mis ojos; y por muy pronto que me quise defender fue inútil: quedé ciego”.
Don Álvaro socorrió a aquel desdichado, y con amarga ironía dijo a sus nobles compañeros de caza: “Criad cuervos para que luego os saquen los ojos”.
Desde entonces, esta frase se aplica para indicar la ingratitud de aquellas personas que, debiendo grandes favores, los olvidan o los pagan con acciones injustas o palabras molestas.
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Este famoso refrán cobra verosimilitud con Eduardo VIII de Inglaterra, duque de Windsor, tras su abdicación en 1936.
Este hombre, que abandonó un trono por amor, fue incapaz de mostrar gratitud hacia Walter Monckton, su asistente personal, que no dudó en seguirle al exilio cuando contrajo matrimonio con la divorciada estadounidense Wallis Simpson.
Tras más de treinta años a su servicio, a la hora de su jubilación, el duque de Windsor se limitó a regalarle una pitillera… Y, por si fuera poco, ¡con su nombre mal escrito!
Dedicado a algunos de mis "amigos" abogados, que disfruten lo que les toca..... jajaja la regaron.... eso les pasa por ambiciosos y desleales y por tratar de ser ventajosos y abisar de la amistad y buena fe..... en el pecado llevan la penitencia...... no puedo decir que se lo merecen, cuervitos, pero si se lo buscaron.