Amables lectores, hay abogados que se preguntan por qué hay tanta gente lastimada, defraudada y sobre todo, resentida contra nosotros los abogados; pero a medida que voy adquiriendo esa experiencia que solo dan los tribunales y la práctica del derecho en la vida real, me doy cuenta de las andanadas de algunos colegas contra el pueblo, y entonces lo entiendo todo. ¿Quiere saber un poquito de lo que sucede?
Pues déjeme comentarle que tengo ya dos casos bien documentados, de mujeres que vienen a visitarme para contratar mis servicios, y que se quejan de algún abogado que, a cambio de “ayudarlas”, solicitan de ellas una noche de sexo. Claro, sin dejar de cobrar sus honorarios por los servicios jurídicos. Ante la urgencia de tales mujeres, esos abogados suelen decir: “Pues si quieres que tu asunto vaya más rápido, acéptame una invitación a cenar”. Y usted ya puede imaginarse lo que “ir a cenar” significa. No juzgo ni condeno, y mucho menos me asusto. El sexo es una necesidad básica del hombre y de la mujer, y conozco casos en los que la clienta se enamora de su abogado, o por lo menos llega a sentir deseos eróticos hacia Él; pero de eso a que el abogado exija su paga en cuerpomático hay mucha diferencia. Sobre todo cuando lo hace sabiendo la situación precaria de sus clientas, y la preocupación que las aqueja. ¿No cree?
Lo preocupante del asunto es que, como dije, ya van dos casos que recibo con el mismo drama, y esto en tan solo seis meses, proviniendo de dos abogados distintos. Habrá quien sí cobre y sí pague así, y por eso les digo que no juzgo ni condeno. Porque cada quién sabe cómo cobra, y también cómo paga; pero pensando lógica, fría y calculadoramente, Yo no creo poder pagar mis impuestos, ni tampoco llenar mi cuenta bancaria cobrando con sexo. Digo, habrá quien piense diferente, e incluso quien me tache de ingenuo por mi comentario; pero creo que una carrera como la nuestra no se sostiene cometiendo estas tropelías con la gente. ¿O usted cómo ve?
Por eso Yo digo que usted debe tomar sus precauciones a la hora de contratar los servicios jurídicos de un abogado. Primero, asegúrese de que cuente con su CÉDULA PROFESIONAL, y que pertenezca a un colegio de abogados. Todavía no es obligatorio que los abogados pertenezcamos a uno, pero por lo menos el que ya pertenece brinda mayor seguridad. Asegúrese también de que este abogado cuente con cierto prestigio entre la gente, porque eso también es importante, y sobre todo, si llega a caer en manos de alguno de estos abogados que cobran con sexo, y usted no desea pagar de esa manera, piense que en PUERTO VALLARTA hay mejores opciones. Si no… ¡Pues nomás llámeme para que vea!