Justamente Isengard, pero no sólo eso, también las mujeres tienen prohibición para votar; casarse con otro que no sea el que elija el consejo de ancianos del pueblo;  usar toallas femeninas (deben usar lana de borrego trasquilada en zonas de altitud de 1500 metros snm o superiores bajo pena de ser excomulgadas) y tampoco pueden estudiar excepto la primaria y en la lengua otomí. Como ejemplo, Rosa Isela tuvo que estudiar disfrazada de hombre y huir del Estado, pues si regresa será condenada a la hoguera o a cargar leña para los fogones.