A muy grandes rasgos, se
plantea el imperativo de la calidad muy necesaria y urgente, para que los
Ministros, Magistrados, Jueces, Secretarios de Acuerdos, Ministerios Públicos
etc etc etc tengan una vigilancia permanente con valoraciones periódicas para
que se cumpla con los fines de una excelencia en la impartición de Justicia,
creando un órgano de vigilancia al más alto nivel hacia el interior totalmente ajeno al Poder Judicial, Y CON FACULTADES DE PODER SANCIONAR.
La evaluación de los
funcionarios públicos del Poder Judicial, debe ser la prioridad, para conocer
su desempeño individual, además de asegurar la satisfacción de los
requerimientos del perfil respectivo.
Estos criterios deberán
igualmente servir para el establecimiento del sistema de reconocimiento que resulte
idóneo para el desarrollo profesional de todos y cada uno de los impartidores de justicia.
El diseño del sistema de
reconocimiento para estos funcionarios en servicio, debe basarse en un proceso
de medición y evaluación justo y adecuado (Antecedentes en su accionar, como pueden ser entre otros muchos, las apelaciones contrarias, amparos otorgados, resoluciones sospechosas, etc
etc etc……...)
La evaluación tiene una
elevada importancia y es un instrumento poderoso para el mejoramiento de los
JUZGADORES, Evaluar es medir, analizar e identificar fortalezas y debilidades
para producir un diálogo fructífero tendiente a la calidad y la equidad. SOBRE
TODO, REALIZAR EXÁMENES CONSTANTES DE CONFIANZA, haciendo un estudio y análisis
en especial, de la personalidad e inteligencia
emocional de estos Funcionarios, toda vez que aún y cuando tengan el perfil de conocimientos
y ética moral y profesional intachables, su inteligencia emocional puede estar
dañada, y por la tanto, no tener las cualidades completas necesarias para
desempeñar un cargo de tan alta responsabilidad, relevancia e importancia, ya
que está de por medio, la seguridad, libertad, patrimonio, etc etc etc…….. de los Gobernados.