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LA MELANCOLÍA Y CEGUERA PRIISTA
- Autor : Victormiaz
- Fecha : Jueves 06 de Marzo de 2014 14:16
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Parecería que los mexicanos nos dirigimos a la velocidad de un tren bala hacia la democracia, la justicia, la libertad… a la salud plena del Estado mexicano, según las palabras del Gobierno Federal y de los priistas en particular. Ojala y eso fuera cierto. No se debe estar en contra de un gobierno por puro subjetivismo. Las bases para saber si vamos o no en la dirección correcta deben estar fincadas en la realidad. Y, la realidad nos grita agudamente que nos pasa lo que a Alicia en el País de las Maravillas. La pequeña corría y corría y no avanzaba un céntimo de distancia. Esa es la ilusión óptica-mental que tratan, el gobierno y los priistas, de incubar en la mente de los mexicanos. No hay cosa más falsa que esa frase ampulosa y general “mover a México”. ¿Mover para qué?, ¿hacia dónde?, ¿por quién o por quienes? con que fines?. Eso no se ha dicho ni de manera incipiente, entre muchas otras cosas.
Los priistas han terminado con la sana distancia entre el partido y el gobierno y han inaugurado un periodo perverso de fusión entre el Partido Revolucionario Institucional (¿desde cuándo las revoluciones son instituidas?) con el gobierno. No se puede distinguir entre el partido y el gobierno. Cosa mala. Todo el P+-riato inmediato anterior es prueba irrefutable de tal perversión. Ingenuamente los priistas creen que pueden volver a imponer el presidencialismo en México. La sociedad ya cambio, los priistas no.
Fue patética la forma y ridículamente nostálgico (con sueños de autoritarismo) el fondo de la conmemoración priista. Peña Nieto ilusoriamente cree que el PRI de Peña Nieto sobrevivirá a su sexenio administrativo-gerencial. Basta con ver el cementerio del olvido, la vergüenza y la condena general para darse cuenta de lo chabacano que esta el presidente de México, al creer que es el redentor del viejo sistema. En el mismo acto, impúdicamente Cesar Camacho, se entregó en cuerpo y alma a Peña Nieto, tratando de revivir las caducas y ridículas formas del partido único. Eso no volverá a suceder. Embriagados del poder pasajero y prestado no se dan cuenta que a pesar de todo, ni uno de los diversos intentos que ha habido en México por la re-elección, todos han fracasado y sus actores viven como verdaderos cadáveres andantes, sombras de sus sombras. Claro está, que aunque han caído del Olimpo y ya no tienen ni el diezmo de poder que tenían, cuando fungían como presidentes, esto no les quita el feo fervor inútil de seguir siendo los actores principales. ¡Que pálidos y que patéticos se tornan los expresidentes!.Antes de llegar al gobierno federal, los futuros presidentes, son desiertos y paramos a lo más. Después de terminado su sexenio siguen siendo desiertos y paramos pero aún más secos, más lerdos, más torvos, menos productivos y por el contrario, se vuelven ridículamente insoportables; por doquier meten la lengua y la mano, afeando y echando, todo lo que tocan, a perder. Es como si les cayera la maldición inversa del rey Midas. Todo lo que tocan lo tuercen, lo contaminan y fatalmente le chupan la salud a la vida. Peña Nieto se declara priista por dentro y por fuera. Mientras todo su ser, en sus pensamientos, en sus hechos y en sus actos exhiben su ridícula y afectada tontera.
Al parecer, esto lo entendió muy bien Zedillo. Por eso, prefirió morir en el ostracismo, en un lecho olvidado de dólares. Zedillo, queriendo huir del repudio nacional, se tornó un mal recuerdo, un inquilino de oficinas frías y de fina gritería que acalle los lamentos y oculte la sangre derramada en su sexenio. Es de risa verlos luchar por llegar a lo más alto en busca de la gloria eterna y se encuentran que les toca la paga del Diablo, es decir, ningún solo bien, solo la condena nacional. La lepra les caería mejor que la sentencia definitiva e inapelable del pueblo.
La nación mexicana, me atrevo a decir, está limitada en casi todo, menos para combatir a los que, como Carlos Salinas, trataron de perpetuarse en el poder. Si estefracasó, el presidencialismo ridículo y ñango que añora Peña Nieto, también caerá. Ni siquiera sospechan que bajo sus pies y por todos lados los cambios se aceleran, impidiendo la vuelta atrás. No se puede volver a la Edad Media, de la misma manera no se puede volver al Priato, aunque la ilusión óptica, por la cercanía en el tiempo, les haga ver que es posible, y embriagados por la melancolía lancen al viento su bravuconada.
¿Qué tirano ha visto su caída o la imposibilidad de sus locos desvaríos?, ninguno. Cuando los priistas despertaron el dinosaurio ya no estaba ahí. Solo los paleontólogos miraban los restos de una vida hecha cenizas. El priismo no volverá a ser nunca lo que fue. Tal y como poéticamente lo pronostica Gustavo Adolfo Bécquer. “Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín sus tapias a escalar. Y otra vez a la tarde, aun mas hermosas, sus flores se abrirán; pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lagrimas del día…esas…¡no volverán!.
Allí está el pueblo, por lo menos lo mejor del mismo, construyendo las bases del futuro y combatiendo a los pragmáticos y a los conservadores. El tiempo no es renovable y ni siquiera se puede redimir. No importa cuántas rabietas y pataletas den los priistas ni siquiera hay moneda que pueda comprar la vuelta atrás; así como no se puede comprar la inteligencia; a lo más se puede malamente invertir en la obtención de un título, incluso comprarlo. Pero la inteligencia, se tiene o no. En este segundo caso están los priistas, empezando por su flamante dueño en turno; Peña Nieto. Chava Flores conocía el lado flaco de los mexicanos de ayer e inevitablemente los de hoy. Alegremente cantaba “¿A que le tiras cuando sueñas mexicano?”, misma pregunta que les lanzo a los priistas…con la seguridad de que ninguno es capaz de atrapar una sola verdad. El pragmatismo priista no conoce de profundidades ni de alturas sino solo del avance reptante.
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