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EL ESTADO COMO GENERADOR DE LA BARBARIE
- Autor : Victormiaz
- Fecha : Viernes 31 de Enero de 2014 10:55
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El Estado mexicano sintió y resiente su raquítica salud en todos los ámbitos de la vida. Esto ha sido a causa de la barbarie aún más profunda del pueblo en todos los rubros. Claro el pueblo no tiene la mínima idea de su lamentable estado. El norte se jacta de estar por encima del resto de la nación mexicana y sin embargo, de allí nos proviene la barbarie en grandes causes. La barbarie más notoria está en la música y todo lo que ella rodea y sustenta (falta de buen gusto, gestos, poses, actitudes, pobreza material e intelectual entre otros), y que ha sido resultado del abandono del gobierno de sus funciones más elementales: seguridad pública por los tres órdenes de gobierno, generación de empleos, salud pública, educación y demás rubros públicos. Bajo estas condiciones la delincuencia se señoreo sobre la población y le impuso sus gustos particulares de vida y gustos. Los corridos y la música de banda y toda clase de malas hierbas crecieron en el arte y como selva tupida sepultaron el arte superior incipiente. En todo momento de la historia existe un arte popular, vulgar, bárbaro, pero desde hace por lo menos tres décadas se ha venido profundizado en todos los rincones de la vida de los mexicanos, al punto de la glorificación. Por doquier se ha regado este arte como aceite usado que todo lo contamina. Se puede ver como hasta la clase media ha sido conquistada por este arte popular. No hay día en el cual no se tenga noticia de este arte musical en todos los medios de comunicación y la gente que podría salvarse de esta contaminación por no sentir que esta contra el pueblo se ha unido a tal barbarie.
No tengo cosa laguna contra este arte en su existencia marginal pero ya instalado en la opinión publica esto es el desastre. Se abandona la fuerza, la salud, el buen gusto por la barbarie. Se han impuesto los colores chillantes, los sombreros, las botas, los cinturones, las chamarras de cuero, las actitudes y gestos llenos de estúpido orgullo. La nación mexicana es culpable de aceptar semejante calamidad. Con todo, no solo no ha habido una enérgica acción para sacudir a la nación mexicana de este éxtasis musical bastardo sino que la mayoría, todos a una, han estado dándole la santa bendición y mimándolo para que siga vigente.
Que no se sienta la tremenda culpa por este crimen es síntoma de la imbecilidad instalada tanto en los gobernantes como en el pueblo. Es sabido que a determinado pueblo le corresponde determinado gobierno. De un pueblo bárbaro no puede corresponderle gobernantes racionales, prudentes, sabios en su quehacer sino estúpidos e imbéciles. Cosa tal que se puede constatar de momento a momento en México. Esta flaqueza, esta salud raquítica tanto del pueblo mexicano, en general, como del gobierno debe empezar a curarse por todos los flancos. Véase como la enfermedad de estos dos componentes del Estado (gobierno y pueblo), tienen sus efectos nocivos sobre el tercer elemento del Estado (el territorio) y todo lo que sobre el existe fuera de lo humano (recursos naturales, minerales, la fauna, la pesca, toda clase de industrias, el agro, etc. El débil en lugar de bien administrar mal vende lo propio para que otros encaren la dificultosa tarea de producir bienes y servicios.
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