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EL NEOLIBERALISMO Y SU REALIDAD EN MÉXICO
- Autor : Victormiaz
- Fecha : Miércoles 04 de Diciembre de 2013 09:09
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El liberalismo tiene como fin el de terminar con viejo régimen rígido en que había vivido el ser humano occidental por diez siglos: el medieval. En la edad media los siervos no tenían derechos positivos que oponer a la clase dominante, los nobles. Este régimen mantenía una estructura social y política, tan rígidas que la vida fluía de manera predeterminada. El noble nacía noble y moría noble, el herrero o artesano nacían en sus respetivos gremios y allí perecían. Es decir la libertad humana en estos rubros brillaba por su ausencia.
A lo anterior súmesele la tiranía que la iglesia católica imponía a sobre todos los católicos de las más diversos reinos, culturas, clases sociales y de distintos lugares tan disímbolos, se tiene el cuadro básico de la vida atada por todos lados. Con todo, la vida es dinamismo puro, aunque a veces reprimido, latente, en potencia.
El mercantilismo surgido en las ciudades italianas tales como Florencia, Venecia entre otras necesitaba de un nuevo marco en donde desarrollarse y nuevas condiciones completamente distintas a las imperantes.
Todo esto se desarrollaba bajo el pensamiento del Renacimiento que no es otra cosa que la vuelta hacia lo clásico de Grecia y Roma en su arte y por consiguiente el uso de la razón. Y, la razón dicta cosas totalmente diferentes a las que la realidad ingenua impone. El campo de batalla estaba ya puesto y los contendientes a la vista. El sistema medieval contra el sistema liberal. Al final ya sabemos que este último gano por lo que pasaremos a l siguiente nivel y escenario que no interesa.
El capitalismo consecuencia del mercantilismo necesitaba del ser humano libre del viejo régimen para desarrollarse pero atado por todos lados y sin ningún derecho positivo el siervo no tenía que hacer más que padecer el momento histórico. Se necesitaba que las condiciones mentales, psicológicas de necesidad de libertad cambiaran. Esto ya se había cocinado muy abruptamente. Italo Calvino y Martin Lutero postulaban la libre interpretación de la biblia en contra de la tiranía oficial. Este es un punto importante para nosotros los mexicanos ya que de aquí se va a desprender nuestro actual estado de vida. Con el sisma se abren dos caminos la libertad alcanzada por la vía personal y que sigue los pensamientos y camino abiertos por la Reforma (Lutero) o la forma de vida tradicional impuesta por la iglesia católica.
Todo el Iluminismo no es otra cosa que la lucha del ser humano por liberarse de toda atadura de autoridad. Bajo este símbolo se dio la Revolución francesa. No es casual que allí se diera la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Nótese claramente que ya se utilizan los términos “derechos del hombre” ya no dependientes de ideas metafísicas y “ciudadano” como el sujeto libre pero capaz de ser sujeto de derechos y obligaciones. Espero que sigan el paso y vean que ya hay ciertas condiciones que definen al Estado nacional. Primero se deja de lado lo divino como centro de la vida civil; segundo, se reconoce la libertad del ser humano, tercero, se le reconoce dignidad y determinados derechos para que por sí y para sí alcance su plenitud dentro del sistema capitalista. No por mero gusto el lema del Iluminismo es: “Sapere aude”. “Atrévete a saber” y por consiguiente a actuar en la acción política y del conjunto de la vida. Es decir, la igualdad formal de los seres humanos debía ser también puesta en práctica real.
En este contexto nació el Estado mexicano con la desgracia de haber sido concebido bajo la rigidez del pensamiento arcaico de la iglesia católica que odia toda forma de libertad. Es por eso que lo liberales de la segunda mitad del siglo XIX encabezados por Benito Juárez impusieron a los sacerdotes limites a su actividad en lo referente a la política y vida civil. La ventaja enorme que presupone la adopción del protestantismo por las naciones más avanzadas y sus consecuencias prácticas en la conformación y funcionamiento del Estado nación no podían ser adoptadas bajo el régimen católico, este presupone siempre y en todo lugar la humillación y la pasividad endulzada con la promesa de un porvenir eterno lleno de felicidad.
Ahora bien, los mexicanos no podemos estar fuera de las influencias del neoliberalismo, que tiene sus bases en el liberalismo y los mismos rasgos, salvo algunas precisiones de cambio de pensamiento y práctica. (La híper modernidad). Sin embargo, las condiciones de democracia, libertad, Estado de Derecho siguen siendo las mismas. Las privatizaciones no son en sí malas o buenas y para el maldito o bendito caso estamos inmersos en este estadio del capitalismo y debemos decidir. Es mala si el centro de las ganancias son a favor del capital privado, son buenas si el pueblo en general reciben sus beneficios (puro pragmatismo). En el caso actual de los mexicanos es evidente que los gobernantes no tienen la mínima idea y la mínima intención de ver si existen las mínimas condiciones para que el ciudadano mexicano pueda en este marco desarrollarse plenamente en todos los ámbitos. Lo único que les interesa es que las cosas públicas se privaticen porque así está de moda en el mundo.
Es inútil tratar de imponer el neoliberalismo sin imponer las condiciones básicas sobre las cuales se de una desarrollo en condiciones más o menos sanas. Se va a privatizar Pemex sin combatir antes la corrupción. Eso es puro pragmatismo faccioso y no neoliberalismo o como lo han dicho los expertos “…en México existe un capitalismo de cuates…”. Los Estados nacionales como los Estados Unidos de Norteamérica, Noruega, Inglaterra o cualesquiera otro han logrado los grados de beneficios existentes bajo las condiciones de libertad personal, democracia, Estado de Derecho y un control del Estado que no permite que los funcionarios se enriquezcan a grados tales que hagan imposible el funcionamiento óptimo del Estado y que por lo tanto genere las condiciones óptimas para que sus ciudadanos puedan desarrollarse de acuerdo a sus capacidades.
Permitir que siga la falta de libertad política en México (Véase como se legisla bajo cortinas de hierro), es permitir que ni la nación mexicana ni el Estado mexicano puedan ser competitivos en cualquiera de los rubros que impone hoy el neoliberalismo. Jesús Ortega estaría por la sumisión al actual Estado de Derecho. Y a eso le han llamado democracia.
En lo económico, conceder que los mexicanos solo son buenos como mano de obra barata es una enorme contradicción. Si en algo los mexicanos pueden mostrar que son innovadores es precisamente en su trabajo en donde no se les trate como autómatas. El simple elemento frio de mano de obra nos deja menesterosos de toda esa carga humana calificada que en potencia, siempre en potencia tiene el mexicano.
En el campo de la impartición de justicia se debe de manera imperiosa cercenar de fondo esa tradición añeja del “moche” de la tranza, de la corrupción en la que está inmersa la nación mexicana y que tiene su centro neurálgico en el mismo gobierno. No hay políticos mexicanos que no tengan en la mira el erario y lo público para sus intereses particulares. Existe una anécdota sobre un candidato a un ayuntamiento de un municipio poblano que al no gustarle la lectura de cierta acta electoral, le dijera el lector pues entonces dale lectura tú, a lo que el inoportuno quejoso calló, de entre la multitud una voz dijo “pero si ese ignorante ni siquiera sabe leer, a lo que el aludido, contesto, pero contar el dinero sí. Esa es la realidad de nuestro sistema político, lleno de s, picaros, oportunistas, compadres, amigos, familiares de todo tipo menos los verdaderos políticos que sepan lo mejor para el pueblo.
Con relación a la religión católica esta ira poco a poco perdiendo los adeptos sinceros que todavía le quedan y permanecerá solo como una cascara vacía hueca en donde los gemidos de dolor seguirán escuchándose. Ahora bien, no por eso se debe de dejar de combatir a la ideología y teología católica tan inoportuna, molesta, comodina y nefasta como la peor peste. De manera alguna se debe estar vigilante y actuante para que estén constreñidos los sacerdotes en sus botellones como los genios de los árabes y solo cuando el pueblo necio necesite del bien morir o cuando la consciencia le remuerda por sus pecados entonces si, que salgan las sotanas y rostros adustos.
Por lo que respecta al pueblo consciente este debe ir ampliando sus esfera de influencia sobre los demás ciudadanos para que se imponga no un líder o un sector del pueblo o un partido sino el sistema democrático bajo las premisas de libertad, de justicia, de ataques a la corrupción y defensa de lo común y público en cualquiera de sus modalidades. Esto sin dejar de combatir el gobierno. Parecería paradójico que el pueblo tenga que combatir a su gobierno en turno si este se declara como democrático, sin embargo, por lo que hemos analizado este gobierno no es democrático ni le importa su práctica.
Al parecer, con el resquebrajamiento del viejo sistema de partido único se dio inicio a la producción de políticos sin rumbo propio. Por doquier que uno mire se ven solo sombras vagas que precisan de alientos ajenos para seguir su camino. Póngase por ejemplo a la izquierda representada por el Partido de la Revolución Democrática y se tendrá que pasaron a formar parte de la familia revolucionaria que alcanzada la justicia económica se han convertido tan o más de derecha que los propios panistas. Se empanizaron.
En conclusión, el Estado mexicano es un feo monstruo parapléjico que ha creado sus propios tentáculos que lo rapiñan ya sea estos en calidad de poderes facticos como Televisa, ya sea como sindicatos, gobernantes o como partidos políticos todos a la una se lanzan a dentellada limpia para ver quien tiene mejores colmillos y vaya que hemos visto encumbrarse a los peores en la vida política y publica. Claro que ya no se llaman oportunistas ni bandidos ni traidores sino señora tal o señor tal, líder o lideresa, señor o juez y por suerte el presidente de México o el hombre más rico del mundo que como el último hombre de Nietzsche sigue siendo el primer imbécil del mundo.
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