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PUBLICADO EN 2003 ORIGINALMENTE
- Autor : Maxwel Smart
- Fecha : Martes 22 de Mayo de 2012 17:04
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Autor: Obispo de Querétaro, Mario de Gasperin Gasperin | Fuente: Zenit Documento firmado por el Obispo de Querétaro, Mario De Gasperin en el que ofrece una muy clara orientación a los católicos sobre su responsabilidad moral en las próximas elecciones. La democracia no se sustenta sin la verdad. Verdad y libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente (Juan Pablo II). I. ENSEÑANZA DE LA IGLESIA: 1. La Iglesia católica no tiene partido. Como institución, la Iglesia acoge a todos los bautizados y no apoya a ningún partido político; más aún, acepta que una misma fe puede inspirar opciones políticas diversas. 2. Los fieles católicos pueden afiliarse y votar libremente por el partido político y por el candidato que, sin contradecir sus convicciones morales y religiosas, mejor responda al bien común de los ciudadanos. 3. La jerarquía de la Iglesia, es decir, los diáconos, presbíteros y obispos, no pueden afiliarse a ningún partido político, ni apoyar públicamente a un candidato en particular. Es su derecho y deber proponer los principios morales que deben regir el orden social y, en privado, votar por quien quieran. 4. Los fieles católicos están obligados a ser coherentes con su fe en público y en privado; no pueden, por tanto, sin traicionarse a sí mismos, adherirse o votar por un partido o por un candidato contrario a sus convicciones religiosas y a sus exigencias morales. II. POR TANTO, UN CATÓLICO: 5. No puede votar por un partido o por un candidato que esté en contra del respeto absoluto que se debe a la vida humana desde la concepción hasta su desenlace natural, como serían los que propician el aborto, la eutanasia o la manipulación de los embriones. 6. No puede votar por un partido o por un candidato que no respete la dignidad de la persona humana, como serían los que defienden o promueven la prostitución, las uniones homosexuales o lesbianas, los anticonceptivos físicos o químicos, la pornografía especialmente la infantil, la clonación humana, el uso o tráfico de drogas, la venta indiscriminada de alcohol, el machismo, la discriminación étnica y racial. 7. No puede votar por un partido o por un candidato que no respete el derecho primario de todo hombre o mujer a practicar, en privado o en público, individualmente o en grupo, sus creencias religiosas; o que obstaculice de cualquier manera la enseñanza de la religión, prohíba las manifestaciones públicas de fe o se oponga a la instalación de los lugares para el culto que pida la comunidad. 8. No puede votar por un partido o por un candidato que se oponga o niegue el derecho inalienable de los padres de familia a escoger el tipo de educación que, de acuerdo a sus convicciones, quieran para sus hijos. 9. No puede votar por un partido o por un candidato que no le garantice, con certeza moral, que utilizará honestamente los dineros y bienes públicos; que va a cumplir lo que promete; que buscará el bien común y no el provecho propio y de sus colaboradores. 10. No puede votar por un partido o por un candidato que no se comprometa a promover la dignidad de la familia fundada sobre el matrimonio monogámico entre personas de opuesto sexo; a combatir la violencia, la drogadicción, la injusticia institucionalizada, la corrupción pública y que no haga propuestas creíbles en favor de los más necesitados. III. AL CONTRARIO, UN CATÓLICO: 11. Debe votar, preferentemente, por un candidato que respalde con su ejemplo las virtudes humanas y cristianas como son el respeto a los demás, el saber escuchar, el diálogo, el decir la verdad, la honestidad, la vida morigerada, la fidelidad conyugal y el amor a su familia. 12. Debe votar, preferentemente, por un candidato que demuestre con hechos su espíritu de servicio a los demás, con especial preferencia hacia los pobres y que en todo y sobre todo defienda la dignidad de la persona humana. 13. Debe votar, preferentemente, por un candidato que tenga cualidades de gobierno y que garantice la vigencia del estado de derecho mediante la aplicación de la ley, sin excepción de personas o de cargos. IV. POR ESO, UN CATÓLICO CUMPLE ASÍ LOS DIEZ MANDAMIENTOS: 14. 1°) Amar a Dios sobre todas las cosas. El partido político o el candidato no pueden ser amados más que Dios: Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres (S. Pedro: Hechos 5,2). 2°) No jurar el nombre de Dios en vano: No se puede usar a Dios o la religión para hacer propaganda política o para ganar votos. 3°) Santificar las fiestas: El domingo es día de guardar, de descanso y dedicado a la familia; es Día del Señor, para ir a misa. 4°) Honrar a tu padre y a tu madre: El respeto a los padres está sobre el respeto a los jefes y a los compañeros de partido. A la mujer, en su condición de madre, esposa, hermana e hija, se le debe sumo respeto. 5°) No matar: Están prohibidas las venganzas, "ajustes de cuentas", muertes políticas y, sobre todo, el matar las esperanzas de los más débiles con políticas económicas equivocadas o acumulando riquezas injustas. 6°) No fornicar: Está prohibido aprovecharse del puesto o de las influencias para obtener servicios y favores sexuales de cualquier persona. 7°) No robar. Tomar o retener injustamente los bienes ajenos o los dineros públicos y emplearlos para el bien personal, es robar. El pecado de robo no se perdona si no se devuelve lo robado. 8°) No levantar falso testimonio ni mentir: El falso testimonio, la calumnia y los anónimos denotan cobardía y son pecado. No hay mentiras piadosas ni es verdad que en política todo se vale. Pensar así es fomentar el cinismo y el deterioro social. 9°) No desear la mujer de tu prójimo. El tener dinero, prestigio o poder no da derecho a repudiar a la esposa legítima y a juntarse con otra: Quien se casa con un(a) divorciado(a) comete adulterio (Jesús: Mt 5,12). 10°) No codiciar los bienes ajenos: La codicia se refiere al deseo de tener, por cualquier medio, los bienes del prójimo o los bienes públicos. Éste sería el caso de quien busca un puesto político con la intención de enriquecerse y no de servir. V. UN CATÓLICO SABE: 15. Que, si bien la democracia no se agota en el proceso electoral, su fe lo compromete a colaborar en el bien del país emitiendo su voto libre, secreto, personal e informado. El abstencionismo es un pecado de omisión. 16. Que está obligado a conocer los principios morales y la doctrina de los partidos y candidatos y a no dejarse manipular. Es pecado grave comprar o vender votos y colaborar de cualquier manera en un fraude electoral. 17. Que debe conocer su fe y formar su conciencia de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y de la moral católica, y emitir su voto pensando en el bien común y no según intereses personales o de partido. 18. Que si no encuentra un partido o candidato que concuerde con sus principios religiosos y morales, debe votar, según su juicio y en conciencia, por el menos malo. 19. Que debe brindar a las instituciones ciudadanas que participan y cuidan de los procesos democráticos su respeto y apoyo. La democracia es un bien que todos debemos proteger. VI. UN CATÓLICO DEBE TENER EN CUENTA: 20. Que estos principios doctrinales son válidos para los católicos de cualquier parte y no tienen dedicatoria particular, más que la que cada uno le quiera dar. Por tanto, el católico que actúa según estos criterios, contribuye de manera sustancial al bien del país, y nadie puede sentirse ofendido, porque se trata de la aplicación de principios que emanan de la ley natural común a todo ser humano. La Iglesia, además, es anterior a cualquier partido político y la fe trasciende las ideologías; en todo caso, quienes podrían sentirse ofendidos son los católicos que pagan impuestos y son usados con frecuencia para atacar los principios fundamentales de su fe y de la moral católica. 21. Que estos principios, por ser expresión de la ley natural y estar grabados por Dios en el corazón humano, obligan a todos por igual. Si algunos coinciden con la moral católica -y muchos coinciden-, esto se debe a que la verdad es una y no a querer imponer un estado católico o un gobierno confesional. Esta coincidencia con la fe católica de ninguna manera los vuelve confesionales. Un gobernante católico gobierna, sin renegar de su fe, no desde sus postulados religiosos sino desde los preceptos de la ley natural centrados en la dignidad inviolable de la persona humana. 22. Que el querer apartar a los católicos de la vida política por el hecho de manifestarse coherentes con su fe es una forma de intolerancia y discriminación religiosa, violatoria de los derechos humanos. Por tanto, un católico que vota según estos principios está contribuyendo a la maduración de un auténtico estado laico y democrático. VII. UN CATÓLICO ORA ASÍ: 23. Dios todopoderoso y eterno, en cuya mano está mover el corazón de los hombres y defender los derechos de los pueblos, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que, con tu ayuda, promuevan una paz verdadera, un auténtico progreso social y una verdadera libertad religiosa (Liturgia del Viernes Santo). Santiago de Querétaro, Qro., abril 27 del 2003. + Mario De Gasperin Gasperin, obispo de Querétaro. Nota: Esta doctrina se encuentra principalmente en el Catecismo de la Iglesia Católica, en las encíclicas del Papa Juan Pablo II: El Evangelio de la Vida y El Esplendor de la Verdad; además, en la carta pastoral de los obispos mexicanos: Del encuentro con Jesucristo vivo a la solidaridad con todos (25 de Marzo del 2000) y responde a lo que pide la reciente Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al comportamiento y conducta de los católicos en la vida política, de la Congregación para la Doctrina de la Fe (24 de noviembre del 2002). También está de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de la Organización de las Naciones Unidas (1948).
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