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ESTELA DE PUS
- Autor : LicVelazquez
- Fecha : Domingo 08 de Enero de 2012 10:56
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Lic. Jesús Alberto Velázquez
Abogado
Enero 8, 2012.
El día de ayer por la tarde fuimos testigos de la ceremonia de inauguración de uno de los monumentos más llamativos y brillantes que a, a decir de la vox populi, la dictadura federal ha construido en honor a la madre mexicana.
El Comandante Calderón refirió en su alocución inaugural que se trata de uno de los signos más representativos del Paseo de la Reforma, por donde han circulado todo tipo de héroes y caudillos y que incluso desde su punto de ubicación se puede observar el Castillo de Chapultepec y recrearse las imágenes todavía nítidas de aquella gran gesta militar donde fue vencida la antigua pareja imperial de la casa de Hasburgo.
Días y meses antes, una gran cantidad de personas auscultadas en diversas ocasiones por los medios informativos acerca del conocimiento, significado y opinión en general de la obra en comento, manifestaron más o menos afines que, ignoran de que se trata pero que con seguridad sería una más de tantas edificaciones que en este país conmemoran a la madre, porque “sepa la madre para que sirven y en qué benefician al pueblo”, aunque hubo algunos más suspicaces que no dejaron de señalar que en efecto así como la madre alimenta a sus hijos, esta obra es una monumental ofrenda a la gran ubre de recursos públicos que amamanta a nuestros gobernantes.
Me uno y coincido con el punto de vista popular aunque bien puedo hacer un ejercicio racional un poco más extenso. En efecto, la obra simboliza para el gobernante en turno, en una de sus dos columnas, los primeros cien años del México independiente, en tanto que, la segunda columna, los otros cien, del México revolucionario.
Sobre este punto, percibo que las voces populares difieren de su comandante y que, una de las columnas refleja con luz propia, la riqueza de las arcas saqueadas a nuestra nación desde hace ya dos siglos por un puñado de caciques que siguen ahí, enquistados y amamantados por la administración y el dominio pleno de los recursos naturales y de los impositivos que obtiene por el uso oscuro y discrecional de la fuerza pública civil o militarizada. La segunda columna brilla también con luz propia reflejando doscientos años de atrasos culturales, educativos, médicos y laborales, políticamente bien calculados.
También simbolizan el sistema circulatorio del cuerpo de la nación donde por una columna, como si fuera arteria luminosa dirigida a su corazón, fluye la sangre oxigenada por los esfuerzos y el trabajo incesante del pueblo en tanto que, por la otra, cual si fuera una vena lumen, corre el flujo de lánguidos latidos que expelen la sangre procesada y turbia que emana de un corazón enfermo por la corrupción que gobierna el cuerpo y que también incesante e indolentemente reclama más y mayor oxígeno.
Así es, desde cualquiera de los innumerables cuarzos que se afirman componen ese monumento, no me cabe la menor duda que podemos encontrar uno o más reflejos de nuestra luminosa estela de pus.
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