Y el país enmedio.

Me pareció jocosa al principio la frase anterior, una de las conclusiones del abogado y Senador Monreal en el artículo publicado en Milenio hace unos días sobre el último batidillo  protagonizado por dos de los grandes grupos de la delincuencia política organizada del país y quienes a partir de la apertura del proceso de saqueo sucesorio del patrimonio nacional, se han enfrascado en una nueva guerra, la de los carteles y cartelones políticos bajo los temas de los narcopactos y de la seguridad ciudadana.

No le falta razón al político de marras cuando señala concluyente que se trata de las dos caras de la misma moneda, las dos facetas de la misma mafia, la de los chapos contra los zetas.

Supongo sin temor a equivocarme, que los chapos son encabezados por los señores abogados y empresarios del negocio de las drogas Guzmán y CaldeRon, cuya estatura física e intelectual se ha venido equiparando, y cuya afiliación y pertenencia al partido en el gobierno es incuestionable. Por otro lado, los patriarcas del bando contrario, es decir los zetas, son los mapaches, ratas, víboras y demás alimañas del otrora partidazo nacional a los que, aunque bajo los influjos del prozac, describió tan acertadamente en su momento un expresidente de lustrosas botas.

Aunque mi especialidad no es el análisis político, no puedo evitar seguir el pulso de los acontecimientos generales, sociales y económicos de nuestro país,  como tampoco dejar de recordar al ilustre Don Angel Osorio y su libro El Alma De La Toga cuando recomienda a los abogados rechazar con firmeza cualquier escenario que en el ejercicio profesional, ponga en entredicho su moral, pues no es fortuita su fama de ser y actuar como las dos hojas de una misma tijera, las cuales entre ellas son incapaces de causarse de daño, se mantienen separadas para lograr sus objetivos y concluyen afines y delicadamente juntas, pero ¡ ay ! del que agarran enmedio, lo hacen pedazos.

Sesenta millones de pobres, millones más de desempleados, sesenta mil asesinados, cientos de miles desplazados, cientos de miles de jovenes y niños sin educación ni esperanza, todas las instituciones de seguridad social saqueadas, las corporaciones policiales en la inmundicia, la democracia y sus instituciones en franca y vergonzosa decadencia, la justicia en manos de perturbados e imberbes. México siente el cuerpo cortado y fallido; es víctima incuestionable de las acciones de una misma tijera.

Lo agarraron enmedio.

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Autor: LicVelazquez (Visita mi Oficina)