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MONTERREY: LE PERDIMOS EL MIEDO A LA INSEGURIDAD. APRENDIMOS A VIVIR CON ELLA
- Autor : tuasesorlegal.mty
- Fecha : Martes 20 de Septiembre de 2011 17:33
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En una entidad en la que más de 30 mil autos son robados cada mes, y una gran cantidad de ellos (en promedio un 15 por ciento) se realizan con violencia, es decir, con los ladrones apuntando un arma en contra del conductor o la conductora, la ciudadanía no ha dejado de salir y de circular. ¿Qué ocurre?. ¿Por qué Monterrey sigue fluyendo? El sociólogo Manuel Pedro Figueroa, con Master en Cambridge, y quien realiza trabajos para los gobiernos de Irlanda y de Escocia, sobre ciudades latinoamericanas de alto impacto en inversiones, dice que Monterrey es una joya. "Nuestros estudios dicen que en la peor época, en Monterrey se redujo en un 30 por ciento la circulación vial, principalmente después de las nueve de la noche. "Hoy en día, los restaurantes afectados por la crisis, han recuperado el 75 por ciento de la afluencia, los espectáculos tienen buena audiencia y sitios como la Arena Monterrey o el Auditorio Banamex, tienen un 88 por ciento de entradas totales aseguradas", expresa. ¿Qué hace diferente a Monterrey de otras ciudades? Figueroa dice que por ejemplo, ciudades como Nuevo Laredo vieron reducida la afluencia de personas en las calles hasta en un 82 por ciento entre los años 2006 y 2007, cuando la crisis de inseguridad fue más intensa. Morelia, Michoacán, tuvo una reducción del 46 por ciento en la afluencia de ciudadanos en las calles, o en los centros de diversión o de servicios. Hay ciudades de Guerrero en donde la afluencia ha descendido hasta en un 73 por ciento. Y la pregunta persiste. ¿Por qué en Monterrey nunca vimos una ciudad fantasma? Figueroa dice que mucho tiene que ver una situación cultural. Monterrey es una ciudad adaptable, una ciudad en la que los ciudadanos se han adaptado a todo. "Se han adaptado al clima, para comenzar, es la ciudad con el peor clima y con mayor población. es decir, es la ciudad con mal clima que tiene mayor concentración de ciudadanos. "Seas de Monterrey o inmigrante, para quedarte en la ciudad te has tenido que adaptar a prolongadas sequías, a inundaciones, a calores secos de más de 40 grados. a fríos intensos, a muy pocos lapsos de tiempo con temperaturas agradables", explica. De allí, dice Figueroa, se desprende una manera de vivir, que tiene que ver con adaptarse a lo que venga, por muy negativo que esto sea. Figueroa ha dirigido una investigación profesional MRU (Mapa de Riesgos Urbanos), que se basa en Focus Group, en pláticas informales con 350 taxistas. con 670 comensales de clientes en restaurantes a la hora de comida. y otros 670 en la hora de la cena. Figueroa y su equipo buscaron y platicaron, sin que ellos supieran que eran parte de un estudio, con mil 300 asistentes a espectáculos de todo tipo, en teatros, cines y centros de espectáculos. Más aún, acudieron a la Procuraduría de Justicia, en el área de la Agencia Estatal de Investigaciones y platicaron, mientras se hacían pasar por ciudadanos a los que les habían robado el auto, con otras víctimas. "Las encuestas van a pasar de moda pronto, son estudios cuyo fundamento científico ya no impacta en Europa. esta clase de estudios profesionales como el que hicimos en Monterrey, muestra con mayor claridad el pulso urbano", explica Figueroa. De esta manera, Figueroa nos comparte solamente algunas de las conclusiones que obtuvieron del estudio, que ya fue enviado a la Comunidad Europea de la Zona Euro. A continuación los resultados. 1.- En Monterrey, los ciudadanos y ciudadanas ya consideran el robo de su auto bajo amenaza de violencia, como una variable similar a la de un accidente vial. "Cuando la mujer le llama al esposo, al papá. a su persona de confianza, para avisar que le han robado el carro a punta de pistola, éste le pregunta de inmediato: "Pero, ¿estás bien?", y luego de que la respuesta es afirmativa, el hombre simplemente dice. "Ah bueno, menos mal. llama al seguro". 2.- En Monterrey, los ciudadanos han aprendido a sacarle la vuelta a los problemas. le dan vuelta a las patrullas de policía; si llega un elemento uniformado a comer al mismo sitio, simplemente piden la cuenta y se van al restaurante de al lado. "Una de las frases que más nos han repetido en todos los encuentros y en charlas, es un regiomontanismo, que dice. "No te metas en broncas". 3.- En Monterrey, la gente ya sabe que al escuchar disparos, debe tirarse al suelo y no preguntar. "Nos encontramos con una ciudadanía muy consciente de los riesgos que corre, y hasta en un 80 por ciento, incluyendo a los niños y niñas, saben que ante las detonaciones, simplemente deben ponerse a salvo y no correr alocadamente". 4.- En Monterrey los ciudadanos no ocupan demasiado tiempo en lamentarse por la falta de policías buenos. simplemente los ignoran y no los buscan. "Nos han dicho que ya no llaman a la policía cuando el vecino hace mucho ruido. o cuando hay borrachos cerca, simplemente aprendieron en la disciplina del acoplamiento, ya no llaman a los policías, los ignoran y no se les acercan". 5.- En Monterrey, los ciudadanos se sienten más seguros cuanto más militares y marinos ven en las calles. "Al percibir una mayor presencia de elementos de las Fuerzas Armadas de México en las calles, los ciudadanos comienzan a salir y a rehacer su vida, ese es un asidero importante para ellos, que los impulsa a no soltar su ritmo de vida". LOS RIESGOS Para Figueroa, la buena noticia es que en Monterrey se puede invertir porque la gente sigue yendo a trabajar y a consumir a un ritmo casi igual que antes de la crisis de inseguridad. El riesgo, dice, radica en que la ciudadanía se ha vuelto muy fría y poco solidaria. "Nadie hace algo por defender a la mujer a la que le están robando el auto a punta de pistola. porque les parece que es algo como un choque, ya vendrá el seguro, ya le repondrán el carro, lo importante es seguir. "La gente piensa primero en ponerse a salvo, como el síndrome de la despresurización de los aviones. primero se ponen la máscara y luego piensan en ayudar", explica. El sociólogo asegura que la buena noticia, es que Monterrey no se detuvo. La preocupante, es que Monterrey se ha vuelto una ciudad con personas que no están dispuestas a ayudar a sus semejantes, es decir una ciudad fría.
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