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EUGENIO GARZA SADA. MÉXICO DEBE SALIR ADELANTE.
- Autor : Lic. Gomez Porchini
- Fecha : Viernes 15 de Enero de 2010 10:04
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Empresario, visionario y filántropo
El Regiomontano que sin duda enarbola la bandera del progreso
y además de símbolo, es ejemplo a seguir.
Eugenio Garza Sada, Don Eugenio, como se le conoció en Monterrey, su tierra natal, se adelantó a su tiempo. Cierto, nació en 1892, el 11 de enero, pero conforme a lo que emprendió y realizó en su vida, debió haber nacido cuando menos cincuenta años después.
La seguridad social es el escudo que el Gobierno ha de brindar a las personas para protegerlas de los vaivenes de la fortuna, pero apenas ahora se empieza a reconocer a nivel internacional que todo individuo ha de tener un techo que lo cubra, un lugar para hacer deporte, un hospital que lo cure y teatros y escuelas para cultivarse.
Antes del Seguro Social y el Infonavit, Don Eugenio ya tenía la Colonia Cuauhtémoc, programa de vivienda para los trabajadores y la Clínica Nova. El Gobierno aún no garantizaba la educación y él ya había creado el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, que se ha asumido como líder en la educación privada.
Si se trata de obras de teatro, siempre apoyó a los talentos locales. Además, estableció orfanatorios, creó hospicios y manejó deportes. Apoyó las causas sociales, sin que nadie pudiera decir de él que fue un socialista. Buscó siempre que la vida del hombre gravitara en torno al trabajo, pero al trabajo fecundo, al que permite crecer como persona y desarrollarse cada día como un mejor padre de familia, hijo y por supuesto, empleado y ciudadano. El trabajo que respeta a la dignidad de la persona.
Ese fue precisamente su mérito: entender que el trabajo decente, creador de oportunidades de vida, es el que debe prevalecer. No la búsqueda de la ganancia inhumana, ni medrar con el dolor y la necesidad ajenos.
Don Eugenio Garza Sada murió el 17 de septiembre de 1973 cuando aún no le tocaba, porque tenía mucho que dar y murió por que hubo quien no soportó verlo brillar. Ojalá pudiéramos seguir su rumbo, pues vale totalmente la pena tomarlo como ejemplo.
José Manuel Gómez Porchini.
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