POR: LIC. OMAR ARCE

Platicando con uno de estos maestros borloteros y huevones que es mi amigo (por eso le digo así), este me decía de forma sarcástica: “Me gustaría estar en el lugar en que ustedes los abogados están. Así, Yo tampoco protestaba por la reforma educativa”. A lo que, para su sorpresa, le respondí: “Yo también quisiera que ustedes estuvieran en el lugar del abogado. ¿Sabes por qué?” El profesorcillo se quedó callado, esperando las palabras que iban a salir de mi boca, y que fueron las que ahora voy a escribir. ¿Está listo? Bien, aquí vamos, y dígame usted si tengo razón:

Le dije entonces al maestro: “Sí, me gustaría que los maestros fueran como los abogados POR VARIAS RAZONES. Primera: Porque Yo que lo soy, sé que cuando mi cliente no se siente conforme con mi trabajo, puede quitarme el caso y cambiarme por otro. Ojalá estuvieras Tú en el lugar del abogado, para poderte revocar a la hora en que dejas a los niños para salirte a manifestar, y poner a cualquiera de los muchos que buscan la plaza y que sí tienen vocación. Segunda: Como abogado, no tengo diferencia con el que sale todos los días a vender tacos o seguros de vida, porque si gano dinero tengo para comer, y si no gano, a ver cómo le hago para traer el pan a mi mesa. Tú, en cambio, no solo tienes el sueldo fijo cuando trabajas, sino que también lo tienes cuando dejas tus obligaciones para ir a gritar a las calles, porque al cabo la CNTE te protege. De veras, ojalá estuvieras en el lugar del abogado”.

El maestrillo huizachero me escuchaba con atención, y sin tener nada qué decir, mientras Yo seguía: “Tercera: Además, si en los tribunales me paso de listo, puedo ser condenado a pagar una multa, y si me paso de listo con el cliente, este puede demandarme o denunciarme. A ti, por más que la SEP diga que te castiga, la verdad es que los pillos de la CNTE te sacan del apuro y sigues dando clases como si nada. ¿O ya te corrieron por abandonar tu trabajo para manifestarte? Créeme que a cualquier trabajador ya lo habrían corrido. Cuarta: Si Yo como abogado estoy citado a alguna audiencia o diligencia, debo estar ahí a la de a huevo; en cambio Tú, y muchos maestros como Tú, el último viernes de cada mes, cuando deberían estar en su asamblea, están en los mariscos echándose algunas cervezas. ¿Crees que no me pasaron ya el reporte de lo que muchos de ustedes hicieron el pasado 25 de Octubre? Desafortunadamente, y aunque lloren, la sociedad y los medios de comunicación los vigilan por escandalosos. ¡Qué buenas estaban las campechanas y qué heladita la cerveza! ¿Verdad?”

Finalmente, y para darle el tiro de gracia, le dije: A mí la gente que me busca, lo hace porque sabe que puedo desempeñar un excelente papel en los tribunales. Ojalá estuvieras en el lugar del abogado, para que solo se te concediera la formación académica de un niño con esa misma seguridad. Desafortunadamente para ti, y sobre todo para los pobres niños mexicanos, eso no es así. Tú, como maestro, tienes a los niños porque te fueron asignados, y al sistema le importa un cuerno si sabes enseñarlos o no. Y para eso es que necesitamos una REFORMA EDUCATIVA. Para meterte en cintura, y de verdad estés en mi lugar como dices”. El maestro ya no dijo nada. Interpreten su silencio.

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Autor: licomar (Visita mi Oficina)