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JURíDICAMENTE, ¿QUIéN MANDA EN MéXICO?
- Autor : lawman1
- Fecha : Jueves 09 de Junio de 2016 00:29
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Una de las grandes confusiones nacionales, es que no sabemos los conceptos en los que vivimos y convivimos, con los que nos comunicamos, y en los que basamos nuestras decisiones, por ejemplo: dignidad, libertad, igualdad, derecho como norma, y derecho inherente como persona, etc, sin esos conceptos básicos comprendidos de forma generalizada, solo proseguirá una dependencia y sumisión absoluta, de quienes se empoderen en las cúspides de mando, dispersando la voluntad de desarrollo y libertad, tanto individual como colectiva. Como se desprende del esquema constitucional, el pueblo No manda, sino la ley, la ley la crean, reforman, y derogan, los representantes populares, que son "políticos" que sirven a su partido, persona, equipo, familia, etc, antes que al pueblo, o sector social que representen, bien, pues ellos crean la ley, a la que se sujeta el presidente, sus secretarios y en fin, todo funcionario de gobierno, en los tres niveles. Partiendo de lo anterior, ¿que poder tiene el pueblo? -solo uno,, votar y elegir un partido y los candidatos que ellos eligen, ¿para qué? para darles un poder gubernamental de decisiones que supuestamente provienen de los ciudadanos. Así de simple, verdaderamente la ley manda, y las iniciativas de ley no provienen de los ciudadanos sino de intereses de partido y otros. ¿El papel del primer mandatario? ejecutar la ley con amplias facultades, lanzar iniciativas al congreso a su gusto, y creo que juntar recursos para próximas elecciones. ¿El papel del pueblo? pues solo votar por las opciones que le presenten. ¿El pueblo manda? definitivamente No, ni siquiera en el espejismo del Contrato Social, ya que implica también sometimiento al gobierno y ley. Esto debería estudiarse como premisa básica en primaria, asi como otros conceptos importantes, y recordarse en cada curso posterior, por que con una diversidad de opiniones y distracciones de la realidad en la que vivimos, solo fortalecemos el sometimiento a intereses distintos al bienestar social, que estoy seguro de que todos, ciudadanamente, merecemos.
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