Democracia significa literalmente “El poder del pueblo”, (Demos=poder y kratos=pueblo), esto no es cosa extraordinaria pero, si lo es, su construcción como concepto. Esta forma de gobierno se contrapone a la monarquía en donde uno solo gobierna. La democracia como concepto no es un acabado ni de lejos aún hoy día por los elementos no formales determinantes en la República (Las gran des trasnacionales). Surge inmediatamente la pregunta sobre la posibilidad de la existencia de la democracia en sus dos aspectos: como concepto y como práctica.

La democracia para ser una forma de vida debe cumplir primero con la implantación del concepto mismo en las mentes de la mayoría de los integrantes de un pueblo determinado con su conexa convicción  de ser imperiosa su existencia conceptual. En segundo lugar,  debe estar la practica en concordancia con el concepto, es decir debe haber una praxis (el concepto llevado a la experiencia, a su práctica) y como consecuencia de ello, una revisión crítica entre el concepto y su práctica en forma dialéctica para ir reformando, tanto el concepto como la práctica sin abandonar el objeto central de la democracia.

Es evidente, entonces, que la democracia antes de ponerse en la realidad debe existir en la consciencia colectiva de un pueblo y después, en poner su funcionamiento en forma dinámica pero sin dejar de observar el objeto de la misma. Aquí ocurre una cosa importante. La práctica se convierte en referente para la construcción del concepto. Esto es así, dado que, la realidad siempre va revelando las partes en que el concepto se torna improcedente de vivirse.

En la realidad, el concepto de democracia no ha tenido reformas radicales, se sigue manteniendo que la democracia (El poder del pueblo), surge del mismo pueblo soberano y (Es para el pueblo), se pone en práctica para beneficio del mismo. Aquí está el concepto y su práctica en estado formal (Escrito en la Constitución), es al pueblo a quien le corresponde la praxis del concepto formal en correspondencia con el concepto general que subyace en la consciencia colectiva general de la misma nación y como consecuencia mirar porque la dialéctica entre el concepto y su práctica vayan corrigiendo la construcción se uno y otro. Este dinamismo, como ya he dicho, no debe perder su objeto: que el poder sea del pueblo y para el pueblo, aunque la práctica vaya condicionando al concepto pero a su vez el concepto vaya imponiendo a la realidad su influencia decisiva.

Si la idea no se implanta, germina y florece en la mayoría de los integrantes de un pueblo su práctica se verá corrompida en todos sus ámbitos y todo el proceso democrático del Estado será solo una flamante apariencia de oropel desconectada de la verdadera praxis democrática. La justicia, la administración y la creación de leyes se verán determinadas por sectores ajenos al pueblo y determinadas desde fuera. Véase que toda la democracia estará corrompida.

La democracia debe tener como objetivo permanente el bienestar general del pueblo. Cuando el objetivo general no se observa se tienen diversas deficiencias en los sectores más pobres. Dos condiciones debe tener el pueblo para ejercer la praxis de la democracia: trabajo bien remunerado y educación de calidad. Claro estas son solo las bases, el bienestar no se debe estancar en estas premisas sino ir ampliando en la medida de lo posible pero, sin estas todo lo demás está casi perdido. 

Ahora bien, especial referencia se debe hacer a las elecciones de funcionarios respecto de los órganos ejecutivo y legislativo, tanto a nivel federal como local, ya que en tales circunstancias es evidente que, si no se cumplen las dos condiciones materiales de trabajo bien pagado y educación de calidad, el concepto de democracia y su práctica estarán viciadas de origen y será fácil la consecución del poder político a través de prácticas anómalas, ajenas a la democracia. ¿Qué pueden hacer los grandes sectores del pueblo carentes de las dos condiciones materiales fundamentales y carentes del concepto de democracia en la esfera de lo político?, ser solo presas de los políticos con ambiciones desmedidas por el poder.

En la vida no todo está perdido aunque así lo parezca. A los pueblos se les debe procurar al mismo tiempo tanto las condiciones materiales como la praxis de la democracia a fin de procurar mejores condiciones de vida y eso, que llamamos democracia se vaya practicando con el objetivo de una vida digna desde la parte del Derecho como en su concepción filosófica. La Humanidad no debe claudicar en pos del bienestar general de ella misma, marchar hacia lo absoluto, combatiendo todos los problemas que plantea el Neoliberalismo y mirando por todo cuanto existe en lo material como en vida orgánica en toda su diversidad en la más plena consciencia. 

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Autor: Victormiaz (Visita mi Oficina)