La ley expresamente tutela la garantía de libre expresión por su indispensable necesidad individual y colectiva dentro de cualquier sociedad, mismo derecho del que algunos empresarios de medios de comunicación, ya sea televisivos y de radio han abusado bajo la anuencia de funcionarios públicos quienes les conceden enormes recursos económicos para su funcionamiento y algunos privilegios dentro de las transmisiones que estos medios emiten. Soy claro en expresar que el problema que se menciona no se dirige a señalar al actual régimen, ni a pasados gobiernos, sino centrar el problema en la ausencia de legislación que regule la injerencia de los medios en decisiones de interés nacional, ni el hecho de que se incorporen miembros de los medios al interior de las secretarías de despacho federal, que ya son hechos existentes, pero esta situación se puede agravar en cualquier momento y romper en determinada medida con el cuerpo sólido de la Soberanía Nacional, desprotegiendo los intereses ciudadanos y cambiando el cauce de recursos y decisiones a intereses empresariales y particulares de los dueños de los medios de comunicación, y claro, en perjuicio de la nación. Cuando el expresidente Díaz Ordáz, señaló que él ordenó el ataque, en los sucesos de 1968 en Tlatelolco, y lo volvería hacer en defensa de la soberanía nacional, según video de editorial clío, muchos importantes tratadistas y jurisconsultos coincidieron que no corría peligro la soberanía nacional ni justificaba los hechos, paradójicamente en ese momento se comenzó a gratificar a los medios televisivos y de radio, para minimizar la cantidad de muertos y heridos que arrojó ese lamentable suceso, y posteriormente como reconoció en mismo Ernesto Alonso, el Sr. Telenovela, el gobierno federal pagaba la mitad del costo de las telenovelas de televisa, en costumbre se convirtió en una cuota federal a los medios televisivos que como empresarios lograron y logran importantes recursos. ¿Qué sucede en esta tendencia empresarial en donde los políticos y funcionarios ya no pueden prescindir de los medios televisivos?, pues sucede lo obvio y actual, que estos medios comunicativos se empoderan y apoderan de decisiones que son exclusivas de funcionarios públicos, que quizá no lo fueran sin previamente haber convenido con esos empresarios. En lo histórico cuando se separó a la iglesia del Estado era un cambio drástico pero necesario, dada la gran influencia moral que ejercía la iglesia dentro de las decisiones de los ciudadanos y que a su vez alteraría una libre democracia y otros problemas a la soberanía nacional, en este momento, hoy ahora, se necesita indubitablemente la separación de la poderosa influencia de los medios de comunicación, del propio Estado Mexicano, para dejar a los medios en su debido contexto informativo, de otra forma solo acaecería el desmoronamiento de la instituciones y desaparición de la soberanía nacional. De esta forma queda expuesto el rompimiento de la soberanía nacional, y sin apreciar otra solución mas que de legislar urgentemente en el sentido de separar a los medios de comunicación de desiciones propias del gobierno federal, así como no admitir a miembros directos de los medios de comunicación en cargos públicos y de elección popular, y retirar las cuantiosas aportaciones a estos medios de comunicación que son empresas privadas y no burocráticas.

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Autor: lawman1 (Visita mi Oficina)