Estado de Referencia: Estado de México
DR. VÍCTOR SOLÍS Y MARTÍNEZ DEL CAMPO
Médico Cirujano con Cédula Profesional 118910 y Registro de S.S.A. 27010
Especialidad: Anestesiología (Laborando en el Hospital de Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez” de la Unidad de Alta Especialidad de Magdalena de las Salinas del IMSS, de 1987 a 1990)Solicito que se me indemnice por los daños derivados por la asistencia recibida en la Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez” del Instituto Mexicano del Seguro Social.
La base que sustenta mi pretensión es la de declarar la responsabilidad de la Institución y se conceda la indemnización que corresponde, puesto que considero que la asistencia recibida fue inadecuada y que ha sido la causa de que se me ocasionen una serie de daños que se concretan en las secuelas que padezco (TEMBLORES INESPERADOS Y FUERTES CALAMBRES EN MIEMBROS INFERIORES, RECTIFICACIÓN DE LA COLUMNA LUMBAR Y, COMO RESULTANTE, DOLOR PROGRESIVO, QUE ME DIFICULTA PERMANECER SENTADO O DE PIE POR TIEMPO PROLONGADO), las que me han llevado a la incapacidad de ejercer con propiedad las actividades médicas que corresponden a mi especialidad de Anestesiólogo.
Fui internado en la Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez” del Instituto Mexicano del Seguro Social, el día 28 de marzo de 2008 y fui operado el 1º de abril del mismo año, el 4 de abril reporté, tanto al servicio de enfermería como al médico residente (médico en fase de preparación para la especialidad) en turno que se había desprendido el tubo para drenaje que se instaló posterior a la cirugía efectuada, pero en ningún momento acudió el médico tratante y así fui dado de alta.
El 11 de abril de 2008 acudí, en forma espontánea al servicio, tras presentar 5 días de evolución con fiebre, fatiga y dolor lumbosacro, a la revisión me encontraron salida de pus con olor apestoso de la herida quirúrgica, y yo le comenté al Médico tratante que me había auto medicado, o sea, yo mismo me receté inyecciones de un antibiótico. Ese mismo día le comenté al Médico tratante que era necesario que fuera internado nuevamente para retirar la instrumentación hecha durante la cirugía, pues se hacía evidente una falla, luego impregnar de antibióticos el área y colocar nueva instrumentación, a lo que el Médico tratante se negó rotundamente argumentando que la instrumentación estaba bien colocada y que solo tenía que controlarse la infección con el antibiótico que yo me había auto recetado.
Ante mi insistencia el Médico tratante, solicitó la toma de una muestra de la secreción para llevarla a cultivo. En seguida le insistí sobre lo incapacitante en que se estaba convirtiendo el dolor lumbar y el único comentario de su parte fue que el dolor es normal y que en algunos pacientes tarda en disminuir o desaparecer hasta un año.
El 13 de abril de 2008 acudí nuevamente al Instituto por cursar con importante dolor y exudado, por lo que me ingresaron para tratamiento y el 16 de abril me realizaron, quirúrgicamente (esto bajo anestesia general), lavado y desbridamiento de herida y al día siguiente me reportaron el resultado del estudio de la secreción tomada el 11 de abril que mostró la presencia de Estafilococo Dorado, que es de origen intra hospitalario y por lo tanto, la infección de la columna se generó durante la cirugía, en el hospital; que, además, resultó resistente al antibiótico que yo me había recetado.
Me dieron cita de seguimiento para el día 30 de abril de 2008 a la que asistí pero no fui atendido por el Médico tratante sino por su ayudante, quien verificó la persistencia de salida de abundante secreción de suero y sangrey me efectuó una curación con cambio de parche.
El día 1º de mayo de 2008 acudí al servicio de urgencias del Hospital de Traumatología ante lo insoportable del dolor lumbar, en donde el Dr. Francisco Pastrana García revisó el sitio de la herida quirúrgica y solicitó placas anteroposterior y lateral de columna lumbar diagnosticando posible fístula de líquido cefalorraquídeo contra proceso infeccioso, comentando verbalmente que no estaba seguro, pero que le parecía que una de las cajas de la instrumentación de la cirugía del 1º de abril de 2008, se había desplazado y que debían internarme en el hospital de ortopedia y corregir el problema.
Todo lo comenté, tanto con el Médico tratante como con el Jefe del servicio de columna del hospital, llegando yo a la conclusión de que había negligencia médica por no hacer oportunamente lo que debía hacerse, ante lo cual recibí por respuesta la “retórica” información del Jefe de servicio: ”la solución que propones puede derivar en una meningoencefalitis o en una septicemia” y dirigiéndose a mi esposa le dijo: “quiere que se lo entregue en una caja de muertito”. Yo le respondí: “no pido explicaciones científicas que ya conozco, pido la solución de mi problema que ninguno de ustedes ha tomado en consideración ya que les expuse anteriormente una solución que sugiere el Dr. Sergio Anaya Vallejo a quienes ustedes conocen, por lo que estoy seguro que el Médico tratante ha sido negligente en la conducción de mi caso”, a lo que el Jefe de servicio me dijo: “la opinión del Dr. Anaya no tiene importancia para nosotros ya que es un médico que se ha jubilado y además este hospital de ortopedia es el mejor en México y nosotros somos los mejores especialistas de cirugía de columna en este país, tu problema se resolverá”. Le pregunté que con respecto a la migración de las cajas y sus riesgos, ¿qué iba a suceder? a lo que me dijo que la caja más desplazada ya se había fijado y que era imposible tratar de retirarla por el riesgo de lesionar el saco dural pero que la otra caja sería retirada cuando fuera sometido a nueva cirugía. En esas condiciones, el 28 de mayo de 2008 me enviaron a Medicina Física porque, según ellos, mi herida estaba cerrada y no había ninguna secreción.
En la hoja de contra referencia de Medicina Física, que elaboró el Dr. Mario Motolinía Pérez, mencionó: “el paciente presenta salida de secreción purulenta en un punto de la región de la cicatriz quirúrgica por lo que se pide la revaloración del paciente para su manejo integral. Se da alta del servicio”. Verbalmente expresó que en las placas se veía destrucción de la 5ª vértebra lumbar por osteomielitis, y que se veía también que una de las cajas de soporte de las barras que colocaron el 1º de abril de 2008, se había desplazado de su lugar.
Acudimos mi esposa y yo al Jefe de servicio de columna y le referimos lo dicho por el Dr. de medicina física. El Jefe de servicio mostró gran disgusto y su comentario fue que cómo se atrevía ese médico a opinar de una cirugía tan importante si él es solamente “un sobador” y volvió a insistir en que la solución que yo ya les había propuesto desde el 11 de abril de 2008 podría derivar en una meningoencefalitis o en una septicemia y así mismo insistió, nuevamente, en que la infección que presenté era: “una complicación ampliamente conocida que no se puede predecir”.
Estuve totalmente de acuerdo, pero le dije: “no se puede predecir, pero si se puede corregir oportunamente revisando la fuente de infección y eliminarla para evitar posibles y probables infecciones intrahospitalarias en el futuro, y en otros pacientes, y no esperar, como ha sucedido en mi caso, a que por una vértebra destruida una caja se desplace sin control y aparezcan nuevos y peligrosos problemas que se pudieron evitar”.
El 3 de junio de 2008 me presenté al servicio para insistir ante el jefe del servicio de columna, para el retiro del implante, pero él se negó diciéndome, otra vez, que el primer paso era ingresarme al hospital para la administración de un esquema de antibióticos y posteriormente valorar el retiro de la instrumentación en un período de seis meses.
El 19 de enero de 2009 fui programado para retiro del implante, colocación de sistema M8 de L4 a S1, toma de injerto óseo de ambas crestas ilíacas y artrodesis posterolateral de L4 y S1.
El mismo día 19 de enero de 2009, fui trasladado directamente del quirófano a mi cama de piso en un estado de anemia e hipotermia severas próximas a estado de choque y/o muerte, cuando, por experiencia propia y habiendo laborado en ese hospital, sé que un paciente en las condiciones como las mías que ha sufrido abundante sangrado transoperatorio y muchas horas de cirugía en posición de decúbito ventral (boca abajo) y siendo portador de marcapaso, el postoperatorio debe ser vigilado en un Servicio de Cuidados Intensivos, lo cual en mi caso no sucedió, ni siquiera ante el altísimo riesgo de lo que me habían hecho.
Después fui sometido a una cirugía el día 11 de febrero de 2009 porque la herida mostraba sangrado continuo que ameritó la revisión de la herida quirúrgica y volvieron a instalar sistema de infusión-succión mientras era valorada mi capacidad inmunológica con muestra de sangre enviada al Hospital General Centro Médico la Raza para descartar VIH, cuyo resultado mostró que mi capacidad inmunológica era adecuada.
Posteriormente en una cita para revisión el 31 marzo de 2009 fui atendido por el Dr. Hernández Ruiz, ya no por el tratante ni el médico jefe de servicio, insistí en el problema de la migración de las cajas y en el hecho de que no se había retirado la caja que si podía retirarse a lo que se me dijo que la caja se dejó porque estaba fija a la vértebra y que ya no emigraría más, le mencioné que la caja que más se había desplazado, amenaza perforar la cavidad peritoneal, en su parte posterolateral izquierda con riesgo de perforar, a su vez, la rama correspondiente de la aorta abdominal, entonces el Dr. Hernández me dijo que él ya no tenía nada que ofrecerme. Ante esta situación solicité mi traslado al Hospital deTraumatología de Lomas Verdes , lo cual me fue negado por las autoridades de la UMAE “MAGDALENA DE LAS SALINAS”
Por gestiones de otra índole ajenas a la UMAE "MAGDALENA DE LAS SALINAS" y a las propias autoridades del IMSS me fue conseguido ser atendido el Hospital de Traumatología de Lomas Verdes.
El 29 de abril de 2009 se solicitó de nivel central a la Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Ortopedia Dr. Victorio de la Fuente Narváez, envío del resumen médico, de mi tratamiento, para el hospital de Traumatología y Ortopedia, Lomas Verdes.
Cuando el Dr. Ricardo Andaluz Rivas, Médico Jefe del Servicio de Cirugía de Columna de ese hospital, nos mostró dicha nota, a insistencia de mi esposa y mía, ambos nos percatamos que la tal nota era la cronología de eventos para el tratamiento de la espondilolistesis de L4-L5 que yo había elaborado cuando decidí quejarme, tanto a las autoridades del IMSS como a Conamed y a la Presidencia de la República y no era el resumen médico al que hacen referencia y que fue elaborado por una Dra. quien nunca me atendió personalmente.
El Dr. José Alejandro Porras Ugarte, quien me opero en el Hospital de Traumatología y Ortopedia de Lomas Verdes (2 de septiembre de 2009), señaló la dificultad que tuvo para la localización de la instrumentación efectuada en la Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Ortopedia Dr. Victorio de la Fuente Narváez debido a la intensa fibrosis desarrollada por las continuas intervenciones anteriores y también la dificultad para el retiro de los tornillos sujetadores de las barras para los que no encontraban herramientas actuales para dicho retiro, así mismo cuando se logró el retiro se apreció la salida de pus de los orificios vertebrales donde estaban colocados los tornillos (esto, después de 1 año 5 meses de efectuada la cirugía de abril de 2008, que indica que en todo ese tiempo viví con material infectado en mis vértebras, lo que ocasionó la pérdida de la 5ª vértebra lumbar y parte de la 4ª y ahora sufro las consecuencias descritas inicialmente, por la negligencia de los médicos de la Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez” del Instituto Mexicano del Seguro Social).
En el hospital “Dr. Victorio de la Fuente Narváez” me atendieron desde el mes de abril de 2008, donde se inició el proceso infeccioso y los tratamientos subsecuentes, hasta febrero de 2009, lo que da como resultado un período de 11 meses, sin ser resuelto mi problema.
En el hospital de Ortopedia y Traumatología “Lomas Verdes” me atendieron desde septiembre de 2009 hasta noviembre del mismo año con una sola intervención quirúrgica y médica, resultando un período de 3 meses, durante el cual resolvieron mi problema doloroso y controlaron la infección. Cuándo me operaron en enero de 2009 en el Hospital de Ortopedia Dr. Victorio de la Fuente Narváez, ¿Por qué afirmaron que me habían cambiado la instrumentación y retiraron las cajas?
Por todo esto, insisto que también hubo falta de atención adecuada por las autoridades de la Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Ortopedia Dr. Victorio de la Fuente Narváez al no exigir a los médicos involucrados la solución integral de mi problema, tanto al médico tratante como al Jefe de servicio a quienes considero responsables por no haber procedido adecuadamente ante mi requerimiento desde el mes de abril de 2008 cuando pudo haberse evitado, tanto la progresión de la infección ósea como la, actualmente peligrosa, migración de la caja de contacto que tanto se ha mencionado en anteriores incisos, y si, en cambio fui sometido a tantas cirugías innecesarias, con todos los riesgos que eso implicaba.
EXIJO Y DEMANDO A LAS AUTORIDADES CORRESPONDIENTES, DE LA UMAE “MAGDALENA DE LAS SALINAS” QUE SANCIONEN CON LA SEVERIDAD QUE CORRESPONDA AL MEDICO TRATANTE Y AL JEFE DE SERVICIO Y QUE TANTO LAS AUTORIDADES COMO DICHOS MÉDICOS PROCEDAN A LA INDEMNIZACIÓN DE LOS DAÑOS, A MI PERSONA, TANTO FÍSICA, COMO MORAL, PSICOLÓGICA Y ECONÓMICAMENTE QUE SEÑALO:
1 UNA 4ª VÉRTEBRA LUMBAR PARCIALMENTE DESTRUIDA.
2 UNA 5ª VÉRTEBRA LUMBAR TOTALMENTE PERDIDA
3 UN TEJIDO ÓSEO RETIRADO DE CRESTAS ILÍACAS QUE FINALMENTE FUE DESTRUIDO
POR LA MISMA OSTEOMIELITIS.
4 LA INSUFICIENCIA RESPIRATORIA RESULTANTE DE TANTAS INTUBACIONES
5 LA INCAPACIDAD PARA QUE PUEDA COMPORTARME NORMALMENTE Y PUEDA HACER
MI VIDA LO MÁS NORMAL POSIBLE
6 EL SER PORTADOR DE UNAS CAJAS QUE SE DESPLAZARON Y QUE SIGUEN
CONSTITUYENDO UN GRAVE RIESGO PARA MÍ
7 LA PÉRDIDA DE AUTOESTIMA PROFESIONAL
