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¿HACÍA DÓNDE VA MEXICO?
- Autor : betolin26
- Fecha : Lunes 27 de Septiembre de 2010 23:09
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Introducción:
La historia de México se ha escrito como muchas historias de distintos países, donde escriben los vencidos, donde se obtiene la gran razón de los sin razón, donde domina la historia de los grandes dominadores.
La historia de México se ha forjado con sangre, con luchas agrarias, intelectuales, políticas, armadas, estructurales, pero sobretodo populares.
No sólo basta con que revisemos la historia, sino dar una visión y valoración crítica. No sólo se revisa la historia para tener lo que algunos llaman “memoria histórica”, sino para tener esencia de lo que somos y forjar así nuestra cultura e identidad de lo que realmente somos.
No puedo y no debo valorar un acontecimiento por fechas sino por esencialidades, no puedo valorar los acontecimientos por números de caídos o de no caídos en la lucha, sino valorar con una verdadera hermenéutica filosófica que nos diga: ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? Y si vamos, que la hermenéutica de la historia nos diga: ¿Para qué vamos?
México ha tenido un protagonismo histórico desde las masas populares, ya lo dice el dicho: “Vox Populi Vox Dei”.
México ha forjado su historia a través de los grandes héroes que nos dieron patria, de los hombres que nos dieron libertad, de los hombres que nos dieron democracia y dadas las circunstancias, esos grandes hombres, no surgieron de las grandes masas culturales ni sociales, aunque tampoco eran ignorantes, sino más bien eran sensibles, sensibles al dolor, sensibles a las circunstancias, sensibles ante las injusticias que imperaban en la sociedad hegemónica. Los grandes héroes fueron hombres sensibles que forjaron la historia e hicieron historia porque tenían una gran visión histórica.
La lucha histórica es algo que se ha forjado y se debe seguir forjando para crear en México lo que se llama identidad y no perderla, ya que un pueblo sin identidad es como un ave sin rumbo, o como un mundo sin sus elementos naturales, o como una noche sin oscuridad, o como un hombre sin alma.
Es imprescindible en ésta época revisar la trayectoria nacional de nuestro país, es importante ponerse de pie, detenerse y revisar no sólo con el “qué” de la historia, sino oscultar verdaderamente nuestra participación activa con el “para qué y para quiénes”, no sólo basta revisar el cómo se ha dado como meros sujetos pasivos, sino como verdaderos entes de acción y de trascendencia.
Revisemos la causalidad de la historia, la causalidad de las cosas, la causalidad de lo que queremos ser, no de lo que ya fuimos sino de lo que esta por venir, siempre hay algo nuevo por llegar y eso nuevo no se ha escrito porque la historia aun no se escribe dado que el hombre aun no es algo terminado sino alguien que continuamente se va forjando en su hicet nuc.
Revisemos con una filosofía analítica seria, no como una moda, no como un festejo que lo único que nos dejará es la memoria de lo que fuimos y nos hará recordar el pasado, pero ¿el presente? Lo que está por venir nos corresponde tomarlo con una propuesta analítica y trascendente, no con subjetividades, no con celebraciones insipientes.
El hombre va perdiendo su dimensión utópica, su dimensión horizontal (humana-cuerpo) y su dimensión vertical (divina-espíritu), ya no ve hacia lo sagrado, peor aún, ya no ve hacía lo humano. “El futuro ya no es lo que era”, dice un graffiti de una calle de Buenos Aires. El futuro prometido por la modernidad, por el avance tecnológico, por el avance “científico”, por el avance “democrático”, en realidad carece de futuro.
Espero que el texto que presento no sea una especie de caricatura, donde lo único que vale es reírse de lo que fue sin ni siquiera haber sido.
Antecedentes históricos:
En muchos rincones de la América Española la actividad literaria de los sectores ilustrados dio paso a las reuniones en las que el tema era la situación política de la colonia. En el virreinato de la nueva España las reuniones más importantes tuvieron lugar en Querétaro.
En ellas participaron los futuros conductores del movimiento de septiembre de 1810: el corregidor Miguel Domínguez y los oficiales Juan Aldama e Ignacio Allende. A ellos, se sumaron posteriormente, Miguel Hidalgo y Costilla, cura de Dolores, invitado por uno de los integrantes de la tertulia, Ignacio Allende.
Con ideologías e intereses semejantes manifestados en el cabildo de las reuniones, se desprendió la idea de levantarse en armas en ese año.
Tras una serie de denuncias, la conspiración fue descubierta y fue necesario actuar con rapidez.
Tras las denuncias, se aceleró el inicio del movimiento armado. Varios integrantes de las reuniones literarias se dirigieron a Dolores, y el 15 de septiembre Hidalgo convocó a sus feligreses a sumarse a la rebelión.
Fue entonces cuando muchos campesinos, peones e indios, se unieron al movimiento insurrecto convocado por el cura de Dolores. Fue en el santuario de Atotonilco donde Hidalgo como religioso, tomó el estandarte de la imagen de la virgen de Guadalupe y la convirtió en el estandarte del movimiento, señalando que él mismo tenía como base a la religión católica, el respeto al monarca, cautivó, y el rechazo al gobierno instaurado en la Nueva España, a la que denominó “mal gobierno”.
Siete días más tarde de haberse levantado, llegó con su ejército a la ciudad de Celaya, donde fue aclamado. El ejército prosiguió su marcha hasta la Ciudad de Guanajuato. El intendente de la ciudad, los soldados del rey, los nobles peninsulares y un grupo de criollos se encerraron en la Alhóndiga de Granaditas, un granero público. Las fuerzas del Cura Hidalgo atacaron el granero y provocaron una masacre. Luego de este hecho lamentable, las fuerzas insurgentes se trasladaron a Valladolid. El grupo que apoyaba al Virrey Venegas se enfrentó a los insurgentes en el Monte de las Cruces.
Los 80,000 hombres de Hidalgo midieron fuerzas con los 7,000 del general Trujillo. La lucha fue descarnada y sangrienta. Finalmente, el 17 de enero de 1911, Hidalgo fue derrotado por el ejército de Calleja en el Puente Calderón. El 30 de julio de 1911, luego de ser ejecutado en Chihuahua junto con otros tres integrantes del movimiento, a saber, Allende, Aldama y Jiménez, el movimiento se mantuvo a través de la acción de grupos que fomentaban la guerrilla en distintos puntos del virreinato.
Luego del juicio y de la ejecución de Hidalgo, surgió un nuevo jefe revolucionario, cabe mencionar que también fue sacerdote: José María Morelos y Pavón, que junto con otros insurrectos intentaron consumar la independencia. A pesar de los esfuerzos y los intentos de organización nacional, que llevaron a aprobar la primera constitución en 1814, Morelos fue vencido en 1815. Hacia el final de la década, la situación en la península se hacia cada vez más compleja. En nueva España, el general Iturbide pactó con Guerrero el Plan de Iguala que garantizaba la independencia, unidad de la fe católica e igualdad entre peninsulares y criollos.
Diez años después de luchas y derramamiento de sangre se logra consumar la independencia por medio de un acta. Estas promulgaciones apuntaban a restarle poder a la Iglesia, reducir a la mitad el pago del diezmo, abolir la inquisición, decretar la libertad de prensa, pero lo más importante, declarar a México como una nación soberana e independiente.
Después de cien años, y no precisamente cien años de soledad, se vuelve a dar un levantamiento armado denominado como La Revolución Mexicana de 1910.
Porfirio Díaz impuso su estilo centralizador y paternalista en la vida política mexicana. Su gobierno constituyó un verdadero retroceso en el proceso democratizador ya que sólo podían participar aquellos grupos que integraban el círculo cercano al presidente y que compartían intereses políticos y económicos. En pos de la unidad y la estabilidad social, el régimen porfirista no toleró la crítica ni la oposición. Aunque en los primeros tiempos del gobierno del presidente intentó recorrer el camino del diálogo y la negociación, pronto lo abandonó y reprimió violentamente a los movimientos obreros que luchaban por mejorar las condiciones laborales y limitar el abuso de quienes detentaban el poder. Las comunidades indígenas también sufrieron la represión del ejército y de la policía rural al intentar detener el proceso de expropiación de sus tierras comunales, este proceso tuvo profundas consecuencias sociales: desarticulados los lazos comunales, muchos indígenas debieron emplearse como peones en las grandes haciendas donde tuvieron que soportar pésimas condiciones de trabajo. Otros en cambio, se dedicaron al vagabundeo y al bandolerismo.
En 1910, Porfirio Díaz se postuló para un nuevo periodo presidencial. El joven Francisco I. Madero encabezó la oposición bajo la consigna “Sufragio Efectivo. No Reelección”, movilizó a miles de campesinos y trabajadores urbanos. Pese a lo cual, el general Díaz accedió nuevamente a la presidencia de México, haciendo uso del fraude electoral. Madero lanzó entonces el plan de San Luis Potosí, en el que exhortaba al pueblo mexicano a sumarse a la lucha armada para derrocar al gobierno. Distintos grupos respondieron a su llamado e iniciaron una guerra que culminaría con la destitución del viejo caudillo. A fines de 1911, Madero fue elegido presidente de México. Sin embargo, una vez en la presidencia no pudo responder a las crecientes demandas sociales ni convertirse en el intérprete de los diversos intereses que cruzaban a la sociedad mexicana de principios de siglo XX.
Diversos grupos apoyaron a Madero y respaldaron su plan de lucha. El objetivo que regía a dicho movimiento era terminar con los largos años del régimen porfirista. En el norte del país, en Chihuahua, Francisco mejor conocido como “Pancho Villa” y Pascual Orozco, fueron quienes encabezaron la rebelión en el norte del País.
En tanto, Emiliano Zapata fue el líder de Morelos, región donde campesinos habían soportado los continuos abusos de los grandes hacendados quienes monopolizaban el poder económico y político. Abraham González, Pascual Orozco, Toribio Ortega y Silvestre Terrazas fueron también importantes precursores de la revolución.
En el pequeño, pero revolucionario desde antaño, Estado de Morelos, más del 97% del campesinado no poseía tierras, esta situación, marco diferencias con los demás grupos revolucionarios. El conductor del movimiento fue Emiliano Zapata Salazar, oriundo de Anenecuilco, lugar de gran historia, poseedora de una de las más grandes haciendas y latifundistas de aquel tiempo; Emiliano Zapata, con el afán de devolver a los campesinos lo que les corresponde hace conciencia con consignas muy fuertes para ese tiempo: “La tierra es para quien la trabaja con sus propias manos” “Tierra y Libertad”, esto hizo la diferencia entre los otros ejércitos revolucionarios, éste mantuvo su independencia y se ocupó principalmente de llevar adelante la reforma agraria y aplicar leyes con gran contenido social. En estos territorios se aplicó el Plan de Ayala.
A finales de 1916, los revolucionarios se reunieron en Querétaro para reformar la Constitución de 1857. Finalmente, decidieron redactar una nueva, pues las circunstancias de México en ese momento eran muy diferentes a las que había en tiempos de Juárez, cuando se hizo la de 1857.
La Constitución de 1857 fue reformada por la de 1917.
La Constitución de 1917 es la que hoy nos rige. Muchas veces ha sido reformada, para adaptarla a las circunstancias, que cambian con el tiempo, pero sus principios básicos siguen normando la vida de México.
Las contradicciones históricas:
México es el país que vive de los recuerdos, unos recuerdos que no sabe como expresar, que no sabe como recordar. Todo pueblo tiene una historia y la historia lo va forjando, todo pueblo tiene memoria histórica, memoria de lo qué es, memoria de lo que ha sido y también tiene sus anhelos.
Si en México hablamos de anhelos históricos, nos vamos a dar cuenta que esos anhelos se han ido frustrando poco a poco.
Para empezar México sigue ensimismado con el recuerdo de la independencia y con el recuerdo de la revolución.
México festeja año con año recordando a los héroes que en realidad al cabo de unos años abandonaron sus ideales, claro no todos; México festeja sin saber si quiera cómo festejar y perdiendo la esencialidad de lo que festeja.
Macario Schettinoexplicó que su libro “no habla de la Revolución Mexicana, sino de que México fue un fracaso durante el siglo XX. Sólo existió un régimen que construyó e inventó una revolución para legitimarse. Por eso la revolución no existió, sólo había la necesidad de construir una explicación para los muertos y estragos”.
Thomas Kuhn, en su libro “La Estructura de las Revoluciones Científicas” define a las revoluciones como los cambios de paradigmas”, cambios que se dieron efímeramente el la Revolución Mexicana, no supimos seguir construyendo un México revolucionario.
Sin embargo concuerdo con lo que dice el Dr. Macario Schettino: “Nuestra historia oficial lo hace todo monolítico, por eso yo creo que hay que acabar con el mito de la Revolución Mexicana. Porque la idea de la Revolución Mexicana nos impide crecer como país”.
Y vaya que sí nos impide crecer como país ya que tuvimos miedo, y me atrevo a decir que aún hoy día, tenemos miedo a cambiar esos paradigmas, o que los verdaderos cambios se den porque nos da miedo no saber como llegar y preferimos quedarnos estancados, recordando ensimismados los cambios que efímeramente nos dado la independencia y que aún más efímeramente nos heredo la revolución.
Y después de la Revolución ¿Qué?
La lucha revolucionaria se hizo en busca de un cambio más justo y, sobretodo, un cambio democrático pero habría que analizar ¿En verdad hubo una democracia? ¿Cómo hemos vivido la democracia en México? en ocasiones pareciera que nuestra democracia es una definición partidista, pareciera que nuestra democracia se ha convertido en un totalitarismo.
La historia del Partido Revolucionario Institucional es la experiencia política más “exitosa” en sí misma del presente Siglo XX en México. Sus orígenes encuentran punto de partida en la Revolución Mexicana. Un partido político, constituido por los sectores agrario, obrero y popular, el PRI adopta como lema "Democracia y Justicia Social". Partido que buscó favorecer al campesinado quedándose 71 años en el poder y logrando sólo eso, poder, un partido que llevó el nombre de la Revolución para hacer e instituirse como partido político, tomando una verdadera partida, pero no a favor de los más pobres, sino a favor de sí mismo, el partido que en sus orígenes se llamaba el Partido de la Revolución Mexicana, que trató de seguir sus ideales más puros con el Señor Lázaro Cárdenas haciendo una expropiación petrolera y buscando el bienestar social, pronto y muy pronto, dejó de lado esos intereses para buscar los propios ya que en 1946, el Partido tomó partido por su nuevo nombre: Partido Revolucionario Institucional, con la suma contradicción de que ninguna revolución se hace desde la institución ya que en lo que está en contra es de la misma institución contra la que lucha.
El Lic. Miguel Alemán Velasco, vino a darle a México el desarrollo. México se transformaba, de un país rural en uno urbano, el Partido modificó su organización para apoyar las acciones de un Estado de raíz popular comprometido con la modernización y el desarrollo económico. Bajo su conducción el País se transformó, de rural y campesino, en urbano e industrial. La actividad política del PRI cambió a México. Bien, debemos de enfatizar y entender ¿qué es el desarrollo? ¿El desarrollo serán las carreteras, como la del sol que era lo mejor del Siglo? ¿El desarrollo serán las calles pavimentadas? ¿Será la industria, donde el capital que invierte es el extranjero yel mexicano se alquila como mano de obra barata? ¿El desarrollo será la educación, donde tenemos el Sindicato más grande de América latina y somos un país netamente de ignorantes? ¿El desarrollo será tener al hombre más rico del mundo y uno de los países más pobres del mundo? ¿Cómo entendió el PRI el desarrollo y la resolución? Aún no lo acabamos de entender.
Así pues, ¿Dónde quedan las minorías en la democracia, por qué rechazar las propuestas de un proceso democrático desde abajo, queriendo Institucionalizar todo para que los que están abajo no puedan pasar más allá de la institución? En el régimen priista hubo muchos desaparecidos, encarcelados, torturados y desterrados, el mismo Zapata, asesinado. ¿Por qué la represión a esos que forjan el México desde abajo, desde los pobres?
Después de 71 años de una "democracia dirigida" es natural que iniciemos el nuevo siglo estrenado la decisión de transitar hacia una democracia plena con algunos problemas. Los principales son el presidencialismo, la inercia política, el poder corporativo de grupos sociales, partidos políticos y sindicatos, que aún ejercen presiones, chantajes y propaganda negativa, para lograr lo que no se alcanza por los causes de la ley. Inmersos en un analfabetismo político y democrático, no actuamos ni participamos de manera independiente, crítica, propositiva y solidaria, ¡Pero ya es hora de aprender a ser democráticos, de darnos procesos y gobiernos democráticos!
Después del 2 de julio del 2000 se ha manejado que México ha entrado de lleno a la democracia, sin embargo, todavía quedan cuestiones importantes en el tintero -que si bien no he leído o he dejado a un lado-, es que: ¿Realmente existe la democracia en México, con el simple hecho de que otro partido político detente la Presidencia de la República? Ello se pudiera traducir que sí, pero haciendo un análisis retrospectivo de nuestra realidad, nos damos cuenta de que la misma clase política y económica sigue manteniendo en sus manos los lazos del poder.
Las elecciones de 2000 se convirtieron en un fin en sí mismo, como si una sola realización representara un cambio substancial en la vida del país. Recursos no faltaron: el Instituto Federal Electoral (IFE) destinó casi 4 millones de pesos para financiar a los partidos políticos.
En nuestros días la política es, -lo sabemos-, un negocio. Un gran negocio. Una forma de vida que garantiza riqueza, influencia e impunidad. Sobretodo esto último. En otras latitudes se sueña con ser millonario -e incluso se alienta la avaricia-, pero sólo en las naciones que carecen de controles legales claros, como el nuestro, los adolescentes quieren entrar en la política para enriquecerse de manera fácil, encubierta al margen de la ley. Pareciera que hay una constatación de que la política es sólo una vía para llegar al dinero, un camino directo y contundente hacia el bienestar familiar.
Los partidos se han cerrado en una lógica de “partidocracia”, alejados de los intereses de los ciudadanos y de la nación. Desgraciadamente el voto libre ha estado asediado por viejos y nuevos mecanismos de compra y coacción del voto. La corrupción, cáncer de la democracia no ha podido ser erradicado.
La reforma petrolera
Los ideales de Zapata fueron: “tierra y libertad” “la tierra es para quien la trabaja con sus propias manos”. Pareciera que los ideales revolucionaros, los ideales zapatistas, los ideales de los mexicanos se han quedado atrás, se han olvidado y de ello se han encargado quienes nos gobiernan. Lo que es de México no tiene por qué ser de un capital extranjero o un capital privado ya que México lo ha construido, y cuando hablamos de México, no hablamos de un fantasma sino de una verdadera sociedad que paga impuestos casi por todo, es el país que más impuestos tiene, y por obviedad, mientras mayor es la crisis, mayores son los impuestos para obtener más dinero, prueba de ello el IETU. México ha luchado por lo que ha tenido, pero así como lo ha tenido, nuestros gobernantes se empeñan en ponerlo en capital extranjero o en capital privado, ejemplo de la privatización esTELMEX una empresa que “era de México”, del capital de los mexicanos que cobra las tarifas telefónicas más altas del mercado y más altas a nivel mundial, un verdadero robo a costa de miles y millones de empobrecidos. Además de que ha sido sujeto a acciones legales en otros países latinoamericanos por sus prácticas monopolistas. Los bancos privatizados en México son el peor ejemplo de usura que puede haber, así como las privatizadas autopistas e ingenios azucareros que después el gobierno se vio obligado a rescatar por la "eficiencia" de sus propietarios privados.
En pleno año 2008, quieren privatizar la empresa que es de los mexicanos, que tanto le ha costado a los mexicanos, nadie, absolutamente nadie habla de la corrupción que se vive en el sindicato de PEMEX, nadie habla de la corrupción que ha ido empobreciendo cada ve más a PEMEX y al mismo México. Nadie habla de los contratos que se hacen desde las jerarquías gubernamentales, nadie habla de los contratos privados que muchos de nuestros gobernantes tienen directamente con PEMEX y que por ellos son beneficiados, aunque estos contratos sean netamente anticonstitucionales e ilegales. Nuestro Presidente está dispuesto a tolerar la corrupción del sindicato de PEMEX porque está aliado a su dirigente Romero Deschamps para que el sindicato no diga ni “pío” sobre la reforma energética.
El petróleo está a más a la alza en el mercado internacional, lo que verdaderamente se tiene que hacer es eliminar la corrupción en PEMEX, transparentar sus cuentas y manejos. Es absurdo decir que no hay el suficiente capital para reinvertir en PEMEX, que no hay capital para modernizar la maquinaria e iniciar así las exploraciones en aguas profundas. Eso es absolutamente absurdo ya que PEMEX no lleva 10 años de haber nacido, sino más de 70 años.
Es mejor y más justo para nuestro pueblo tan sufrido, exigir claridad en las cuentas al gobierno en su manejo del dinero público; con el dinero del pueblo, lo único que el gobierno mexicano hace es lavarse las manos y dejar todo en manos del capital privado y extranjeros que después, poco a poco, van apoderándose de todo como ya lo han hecho con bancos, supermercados, refresqueras, etc. Caso claro de ello, tiene nombre, el hombre más rico del mundo y uno de los países más pobres del mismo. Insisto, Señores diados, señores de las grandes elites gubernamentales, intelectuales y académicos, ¿No tenemos como pueblo conciencia histórica? ¿No tenemos sentido común para pensar que con estos hechos irrefutables, estamos traicionando la revolución? ¿Qué no nos damos cuenta que no podemos celebrar una revolución cuando no hay un avance claro de que México esta desarrollándose? ¿Dónde han quedado los ideales, las luchas, la Revolución? El petróleo mexicano ya ha estado en manos extranjeras con anterioridad y, como todos sabemos, simple y sencillamente impone condiciones al gobierno mexicano, lo tenían literalmente atado de pies y manos ya que no podía decir nada. El sector energético es tan estratégico que la tendencia mundial es reforzar el control nacional sobre ese producto.
Lo que más debe asombrarnos es que la cámara de diados tiene la capacidad para generar desacuerdos, ya que por una parte se dan guerras de declaraciones, se maneja a la gente con spots, unos a favor y otros en contra, ya que como dicen los filósofos: “una idea bien sembrada es más poderosa que las armas”, pareciera que los que manejan al país sólo viven peleándose y descalificándose los unos a los otros; por un lado tenemos al PRD, que no hace otra cosa más que definirse como el partido que nunca está de acuerdo, pero que, de igual manera nos deja a la espera de propuestas concretas, un partido que no sabe ni siquiera definirse con un ideal concreto y busca definir el rumbo del país, un partido que no sabe hacia dónde va y peor aún, no sabe ni dónde está parado para seguir caminando; por otro lado tenemos el Redentorismo del PAN que no sabe más que seguir una política donde el único que vale es el que tiene el capital privado para que este país avance, el partido que por descalificar las acciones del PRD, descalifica a miles de gentes que no logran convencer con argumentos factibles y verídicos, sino, con una guerra de spots; el PAN, un partido que “busca la democracia”, que no quiere soltar el poder y busca adueñarse de curules y de todo lo que diga “poder político” un partido que no hace otra política, sino que sigue con la misma política priista, sólo que con nombre distinto, una política del avance democrático, una política de la tecnocracia y una política del subsidio y mal subsidio, una política que se define como la política sin política. ¿Dónde están los cambios Revolucionarios? ¿Qué propuestas nos tienen nuestros partidos para no perder por lo que los mexicanos han luchado y ha costado derramamiento de sangre? ¿Cómo definir a un México que está dividido en dos Méxicos?
¿Cómo definir a México? ¿Cómo celebrar la independencia y la revolución? ¿Cómo?
La pobreza.
Cada vez hay más gente con hambre, no sólo con hambre de pan, sino, con un hambre de justicia y de una verdadera Revolución, donde en verdad cambien los parámetros que nos han regido hasta estos días y en donde en verdad cambien las políticas que nos han llevado al fracaso y al hartazgo social. El hambre se ve reflejada en miles de personas que no encuentran trabajo o que no tienen un salario justo, el hambre se ve reflejada en un país mal alimentado, en un país donde lo único que se da es una “oportunidad” en migajas.
La única oportunidad que encuentra la gente es huir, sí, huir hacia los USA, ya que en su país no encuentran más que empleos que dan tristeza, miedo, vergüenza y desesperanza. Estos empleos no son más que lamentables y burdos oficios dentro del narcotráfico, el lavado de dinero, el crimen organizado, la prostitución, entre muchos otros, que de mencionarlos, se volverían una lista interminable. Los empleos son cada vez más escasos, gozan de inestabilidad puesto que éstos, son contratos eventuales; el mexicano no deja de estar a la defensiva, ésto es, porque -como lo he dicho antes- no tiene un trabajo seguro, no al menos en su país. Hoy puede tener un empleo y por lo tanto, un plato de comida o un pedazo de pan que llevarse a la boca, pero nadie, absolutamente nadie puede asegurarle que el día de mañana correrá con la misma suerte. Del mismo modo, el mexicano tiembla de espanto con la sola idea de que el tiempo no perdona. Al llegar a cierta edad, ésta, comienza a pesar, y pesa, no sólo por unas cuántas arrugas o cabello cano, sino más bien, por el temor de perder un empleo -si es que se tiene- y si no, por el temor a no conseguirlo. Bien sabemos que después de los 35 años es difícil conservar un oficio, puesto que en todos los oficios o al menos en la mayoría, se requiere de fuerza física, y/o de ideas renovadoras, ideas que según las exigencias del mundo en el que vivimos, no pueden aportar los sabios que van naciendo.
Ahora pues, sale a flote una interrogante que agoniza en el mar del olvido, pero que hoy, grita fuertemente con la esperanza de ser escuchada: ¿Hacia dónde va México? Las personas tienen hambre como hace cien años de una verdadera revolución, pero no de una revolución donde se combata con armas sino con verdaderas ideas, en donde nuestros intelectuales no se vayan del país por falta de apoyo, donde surjan las ideas y no donde surjan las ocurrencias, hace falta una verdadera Revolución pero ya no con rifles, escopetas, granadas y comandos, sino con una verdadera Revolución donde caiga el sistema opresor, donde caiga la corrupción, donde se levante la dignidad de miles de personas, donde se luche por los derechos de los mexicanos; una Revolución desde abajo y para los de abajo, hace falta que cada quien tome su papel de ciudadano, donde se luche con las armas más poderosas que a los seres humanos se nos han dado: la inteligencia y el espíritu”.
La pobreza en México no va a consistir tan sólo en cubrir una serie de necesidades básicas y en el acceso a un ingreso que permita a los mexicanos el poder consumir con su salario -claro mínimo-; tiene que ver también con el fortalecimiento de un tejido social en los diversos ámbitos que permitan colaborar al mismo individuo como ente pensante en solución de los problemas, no sólo ser un problema como se ve claramente, sino en donde por supuesto se abra un espacio de creatividad para la libertad.
Entre los pobres hay grandes diferencias muy marcadas en normas y valores, y no porque no tengan valores sino porque sus valores han sido enmudecidos y desconocidos al igual que su voz, sus derechos, su libertad y su propia vida; los problemas de los pobres parecen no importar al gobierno y por ello, éste, no se da cuenta de que el mayor problema de los pobres puede ser también el más sencillo; el problema de los pobres es, únicamente el no saber comunicarse, ya que al no saber hacerlo de la forma ‘adecuada’ se provoca un problema de intercambio comunicativo.
Podemos concluir este punto diciendo que, todas las formas y/o maneras en que se vive la marginación hacia los pobres, no le permite verse como un sujeto libre, pensante e integrante de una sociedad ya que se le excluye, se le imposibilita -aún en su derecho, por ley- de acceder a instituciones sociales, educativas, culturales, recreativas, de salud, etc. Por ello, el pobre va tomando caminos subjetivos porque se le ve como un ser social de segundo y de tercer nivel ya que se tiene la vaga idea de que no puede dar nada al país, cuando la realidad es que desde ellos, desde los marginados es desde donde han iniciado los grandes hitos sociales y es importante retomarlos como parte fundamental para llevar acabo un verdadero cambio en nuestra sociedad y en nuestra cultura porque no podemos olvidar que son ellos quienes han protagonizado estos eventos próximos a celebrar. No olvidemos que son ellos, los marginados, los pobres, los de abajo quienes mantienen aún en viva sangre el verdadero sentido la revolución; estas personas guardan en su mirada una esperanza, una realidad que muchos de nosotros hemos olvidado. México está frente a un precipicio, frente a su autodestrucción, y esque, aunque los pobres tienen mayor certeza de lo que realmente significan estos eventos, de nada sirve, puesto que “los grandes” le han dado un sentido sin sentido.
Hace falta conciencia. Detengámonos a pensar un poco ¿Hacia dónde va México? ¿Estamos en el camino correcto o es hora cambiar la ruta que hasta ahora hemos seguido?
Nuestro gobierno busca -según dice- la igualdad, poniendo en práctica los valores que ya conocemos, pero entonces, regresamos a lo mismo ¿Dónde quedan los pobres? Si realmente se buscara la igualdad, dejaríamos de lado el margen de las clases sociales que han sido creadas por un nivel económico, dejaríamos de buscar ese “entre más tengo, más quiero” y dar a los que quieren, pero no tienen. Hoy en día, se habla de implementar la seguridad en nuestro país, de castigar toda falta con una cadena perpetua, y para ello, se necesita dinero, dinero que como siempre, sale de los bolsillos del pueblo.
México ha crecido, sí, ha crecido en corrupción, en impuestos, en crisis económica; y así también, siguen vivas la discriminación y la pobreza. Si realmente se buscara la igualdad los que dicen tener el poder, no deberían buscar más poder, si no ayudar al que no tiene nada. Si realmente nuestros gobernantes buscaran la igualdad dejarían de ver por su propio bienestar y voltearían la mirada para buscar, ver y lograr el bienestar de aquellos que con un voto, les entregaron su confianza y esperanza. Si realmente se buscara la igualdad la voz de los pobres dejaría de ser una voz silente y las puertas al respeto y las oportunidades no les serían negadas. Si realmente se buscara la igualdad se dejaría de vivir a expensas del pobre y se comenzaría a vivir para que el pobre sea menos pobre.
La falta de educación.
En nuestro país, el hambre, los problemas de salud y el analfabetismo forman parte de grandes carencias sociales. En el mundo, al comienzo del tercer milenio, más de 800 millones de personas pasan hambre y 500 millones se alimentan de modo insuficiente. Las enfermedades degenerativas, provocadas por la malnutrición, siguen haciendo estragos. En los países más pobres de la tierra, el analfabetismo alcanza un 60% de la población. Ello supone que la mayoría de los seres humanos se ve privada de instrucción.
Las personas que gozan de una buena estabilidad económica no se preocupan por cuestiones como ésta, pues ellos aplican muy bien este dicho: “con dinero baila el perro” y; los que no nos encontramos tan arriba pero afortunadamente, tampoco tan abajo, de alguna u otra manera participamos de una educación modesta o necesaria; pero, los de abajo continúan a la espera de que esa igualdad de la que tanto hemos hablado sea real y que su derecho a recibir una educación no se quede en meros sueños.
Todos, sin exclusión alguna, deberíamos de ser iguales ante la ley. Lamentablemente no es así, aún en nuestros días sigue habiendo falta de educación, falta de oportunidades, falta de respeto, falta de un México donde todos caminen al mismo paso y en donde nadie sea superior e inferior a nadie.
Y entonces ¿Estamos avanzando de manera correcta? Creo que no. Sabemos que como participantes de una misma sociedad, todos tenemos derecho a recibir una instrucción educativa -por cierto, laica y gratuita-, pero aún hoy, en este país que se dice un país en vías de desarrollo, vemos que carecemos de calidad educativa. La vida del los mexicanos es cada vez más difícil; queremos que nuestro país avance, sí, todos queremos que las generaciones posteriores vivan en mundo mejor al nuestro, en un México mejor al nuestro, pero eso, no podrá ser si seguimos siendo una nación carentemente educativa. Para ello, es necesario que la educación se extienda a más lugares, que veamos realmente cuánta falta hace la educación en nuestro estado, ¿Cómo avanzar si la educación es carente y los empleos pocos? Anteriormente había mencionado que cada vez es más difícil conseguir y conservar un empleo y es precisamente por eso que insisto en que, si nuestro mundo es cada vez más exigente, de igual manera la educación es cada vez más urgente y necesaria.
Las utopías nunca mueren: entre sueños y anhelos.
México. Un estado colorido, lleno de historia, lleno de vida y lleno de esperanza. ¿Hacia dónde va México? Nuestro país está siendo cubierto por un gris que no merece. La esperanza y la certeza de que podemos tener un México digno, es una opción latente y depende de nosotros el que esta esperanza siga viva, pero no para quedarse en un mero anhelo o en un sueño lejano, sino para ser una realidad palpable.
Todos pertenecemos a una misma nación, a un mismo pueblo, a un mismo México. Somos participantes de un mismo camino, vamos en un mismo tren. Y es por ello que hoy nos atrevemos a levantar la voz para decir ¡Basta! La conformidad no sirve porque destruye y obstaculiza el camino. La perseverancia construye y libera al valiente de todo tropiezo.
Y entonces es hora de contestar ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? Y si vamos, que la hermenéutica de la historia nos diga: ¿Para qué vamos?
Somos mexicanos, somos humanos, somos un pasado, estamos construyendo y sanando un presente, para participar de un mejor futuro.
Nuestro camino es incierto, pero aún así nuestro paso debe ser firme. Vayamos en busca de un verdadero cambio, dejemos ya de lado la monotonía en la que hasta ahora hemos vivido.
La revolución e independencia tenían como objetivo lograr la libertad, la justicia y la igualdad; todo esto se ha logrado sólo de manera subjetiva, realmente continuamos a la espera de que éstas, abandonen dicho terreno subjetivo y pisen un terreno real.
México está a la espera de una revolución, una revolución de ideas y mentalismos, donde dejemos de creer que sólo los grandes nombres pesan, está a la espera de vivir realmente una democracia, donde no se viva a sombra de una aristocracia disfrazada de democracia.
La libertad es respetar los derechos de todos los mexicanos sin importar su status social, económico, político y cultural. La justicia es dar a cada quien lo que por derecho y/o ley le pertenece, sin miramientos, sin inferioridades ni superioridades. La igualdad es formar un México para todos, donde los privilegios y privaciones no sean motivo de división, sino de respeto, donde la pobreza deje de existir, la riqueza exista para dar y así, lograr un verdadero avance.
Cuando hagamos algo para cambiar y lograr que ese cambio persista el resultado será el ver a un México que crece en verdadera democracia, en donde todos -hombres, mujeres y niños- dejemos de vivir entre cadenas (como lo dice el filósofo Rousseau) y vivamos en un país verdaderamente libre, para que así, la revolución e independencia cumplan su cometido.
Dejemos de vivir de los recuerdos; si queremos realmente festejar estas fechas próximas, que sea una celebración con sentido, con sentido histórico, verdaderamente humano y real. Si realmente queremos que México sea un país fructuoso, la política debe doblar un poco los brazos. Si los gobernantes quieren recuperar la confianza del pueblo deben cambiar una de las ideas que hasta el día de hoy prevalecen en la mente de los mexicanos, y es, que la política, no es más que un negocio en donde se busca el crecimiento propio por medio de mentiras y engaños e impunidad y no donde se busque el desarrollo del pueblo mexicano.
México avanzará y crecerá si -como lo he dicho antes- se utiliza una de las mejores armas que se nos han podido dar: La inteligencia. Un país verdaderamente integro avanza con inteligencia, inteligencia de quienes, por voluntad, se han puesto al frente de la República Mexicana, sus Estados y Municipios. Un verdadero México no avanza con ocurrencias y suerte, sino con racionalidad, cautela y verdaderas ideas.
México quiere ser de los mexicanos. No podemos seguir viendo que los mexicanos siguen huyendo hacia los USA en busca de oportunidades. Los mexicanos no tenemos porqué vendernos a un país extranjero, es hora de que defendamos lo nuestro, nuestra nacionalidad y nuestra tierra.
CONCLUSIONES:
¿Qué nos queda a nosotros?
Insisto, sé que hay bastas soluciones a todos los problemas que me he permitido plantear y si bien está en manos humanas mejorar el panorama presente, la espera debe terminar. México quiere y puede cambiar. México no tiene porqué ser el país del recuerdo. Ahora se aceran fechas que nos hacen recordar cuánto han luchado aquellas personas que han creído en México y que incluso entregaron su vida por lograr que el Estado mejorara. Aunque esas personas abandonaron sus ideales pronto, es hora de concluir o al menos de seguir con la tarea que quedó pendiente.
Hoy estamos aquí para hacernos escuchar. ¿Para qué? Para lograr un Estado integro, verdaderamente democrático, para dejar de huir, para dejar de temer, para dejar de sufrir.
Aunque hoy en día, todas las celebraciones sirven únicamente para ocasionar desastres, el verdadero sentido de la Revolución e Independencia es algo muy distinto a lo que creemos que es. Recuperemos su verdazo sentido.
Hablar de una Revolución y de una Independencia es hablar de un México que tiene esperanzas y las armas para mejorar. Espero que la oportunidad que se nos dio a los jóvenes sirva para que nuestros gobernantes conozcan nuestra manera de pensar y nuestras inconformidades; no sólo para burlarse de nuestra inexperiencia y posible ingenuidad, sino para que se haga algo con respecto a Nuestro México, para que se pongan realmente manos a la obra y para que realmente México sea un país de verdadera libertad, justicia e igualdad.
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