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LA MORAL DEL ABOGADO
- Autor : lic.Martha
- Fecha : Jueves 19 de Febrero de 2009 18:16
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Antes de escribir los seis puntos, se me hizo interesante, mencionar el concepto de abogado:
"En el Abogado la rectitud de la conciencia es mil veces mas importante que el tesoro de los conocimientos. Primero es ser bueno; luego, ser firme; despues, ser prudente; la ilustracion viene en cuarto lugar; la pericia no debiera de existir, pero en fin la dejamos hasta lo ùltimo".
Los Abogados no se hacen con el tìtulo de Licenciado en Derecho, sino con las disposiciones psicologicas, adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida. En conclusion. "Abogado es el que ejerce permanentemente la Abogacia. Los demas seràn Licenciado en Derecho, muy estimables, muy respetables, muy considerables, pero Licenciados en Derecho nada mas".
Bien ahora mencionare lo que lei en el libro de "EL ALMA DE LA TOGA", es interesante este capitulo y lo comparto con mis colegas.
PRIMERO. Duda sobre la moralidad intrìnseca del negocio. El problema es sencillo de resolver. Como la responsabilidad es nuestra, a nuestro criterio hemos de atenernos y sòlo por èl nos hemos de guiar. Malo serà que erremos y defendamos como moral lo que no es; pero si nos hemos equìvocado de buena fe, podemos estar tranquilos. Advièrtase que he confiado la solucion del conflicto al criterio y al estudio. Quien busca en los libros el aquietamiento de la conciencia, suele ir hipòcritamente a cohonestar la indelicadeza para benedificio de interès.
SEGUNDO. Pugna entre la moral y la ley. Empiezo por creer que no es tan frecuente como suele suponerse. Cuando en verdad y serenamente descubrimos un claro aspecto moral en un problema, raro ha de ser que, con màs o menos trabajo, no encontremos para èl formula amparadora en la leyes. Si no la hallamos, debemos revisar nuestro juicio anterior, porque seria muy dificil que el caso no fuese tan claro moralmente como nos lo habìamos figurado. Pero si, a pesar de todo, la antinomia subsiste, debemos resolverla en el sentido que la moral nos marque y pelear contra la ley injusta, o inadecuada o arcaica. Propugnar lo que creemos justo y vulnerar el Derecho positivo es una noble obligacion en el Letrado, porque asì no sòlo sirve al bien en un caso preciso, sino que atribuye a la evolucion y al mejoramiento de una deficiente situacion legal. Para el Juez, como para quien puede ser arduo y comprometer desdeñar la regla escrita, y asi y todo, ya vemos que cada dìa los Tribunales son màs de equidad y menos de Derecho.
TERCERO. Moralidad de la causa e inmoralidad de los medios inevitables para sostenerla. Es este un conlicto frecuentìsimo....y doloroso; pero su soluciòn tambien se muestra clara. Hay que servir el fin bueno aunque sea con los medios malos. Por ejemplo, ocultar la falta de una madre para que no afrente a sus hijos; dilatar el curso del litigio hasta que ocurra un suceso, o se encuentre un documento, o llegue una persona a la mayoria de edad, o fallezca, o se venda una finca amedrentar con procedimientos extremados a un malvado que no se rendirìa a los normales; desistir de perseguir un crimen, si asì se salva la paz o un interès legìtimo....Todos nos hemos hallado en casos semejantes, y es no solo admisible sino loable y a veces heroico, comprometer la propia reaciòn usando ardides censurables para servir una finalidad buena que acaso todos ignoran menos el Abogado obligado a sufrir y callar.
CUARTO. Licitud o ilicitud de los razonamientos. Dirè mi apreciacion es pocas palabras. Nunca ni por nada es lìcito faltar a la verdad en la narracion de los hechos. Letrado que hace tal, contando con la impunidad de su funciòn, tiene gran similitud con un estafador.
QUINTO. Oposiciòn entre el interès del letrado y el de su cliente. No pretendo referirme a la grosera antìtesis del interès pecuniario, porque eso no puede ser cuestiòn para ningùn hombre de rudimentaria dignidad. Aludo a otras muchas incidencias de la vida profesional en que el letrado harìa o dirìa, o dejaria de hacer o de decir tales o cuales cosas en servicio de su comodidad, de su lucimiento o de su amor propio. El conflicto se resuelve por sì solo, considerando que nosotros no existimos para nosotros mismos sino para los demàs, que nuestra personalidad se engarza en la de quienes se fian de nosotros, y que lo que ensalza nuestras tareas hasta la categorìa del sacerdocio es, precisamente, el sacrificio de lo que nos es grato en holocausto de lo que es justo.
SEXTO. Queda por considerar una sabrosa adivinanza que Colette Iver plantea en su originalìsima novela Les Dames du Palais. "Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la Justicia o a nuestro cliente? ¿Iluminemos al Tribunal o procuramos cegarle?.
Los interrogantes reflejan una vacilaciòn que a todas horas està presente en muchos ànimos. Pero, si bien se mira, el conflicto no puede existir para quien tenga nociòn de la moral, ya que està planteado sobre la base de que sean contradictorios el servicio de la Justicia y el Servicio del Cliente; es decir, que presupone la existencia de un Letrado que acepte la defensa de un cliente cuyo triunfo sea, ante su propio criterio, incompatible con el de la Justicia. Pero en cuanto destruyamos esa hipòtesis innoble, se acaba la cuestiòn.
Cuando un Abogado acepta una defensa, es porque estima aunque sea equivocadamente que la pretensiòn de su tutelado es justa; y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la Justicia, y nuestra obra no va encaminada a cegar sino a iluminar.
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