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LA DIVISIóN DEL NORTE Y LA LEY AGRARIA VILLISTA.
- Autor : Ever Flores
- Fecha : Miércoles 05 de Enero de 2011 00:06
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Después del régimen porfirista el ejército federal parecía desbandarse con deserciones de lo más comunes y con divisiones internas, pero durante el mandato del general Huerta volvió a recobrar parte de su unidad característica y con nuevos bríos sorteo las dificultades propias de la época, de tal suerte que como bien dijo el periodista norteamericano John Reed era impensable la derrota de los federales por parte de las partidas revolucionarias, y estos no habrían avanzado mas allá de Torreón a no ser por Francisco Villa y la división del norte. Y ciertamente este ejercito el más glorioso de cuantos ha habido en el continente americano surgido del pueblo, constituyo la principal fuerza armada de la revolución y su máximo cabecilla el general Francisco Villa el principal brazo armado de la misma contienda
Aunque actualmente no se le de el reconocido merecido y aun haya quien lo trate de bandido erróneamente, siendo visto que el modus vivendi derivado de la precaria situación económica no dejaba mas opción que el robo a los grandes terratenientes quienes a decir verdad eran los verdaderos ladrones.
Los hombres de la división del norte originarios primeramente del estado de Chihuahua, Durango y toda la comarca lagunera constituyen a los veteranos, es decir a los primeros hombres de tropa, la columna vertebral aquellos que se destacaron tanto en los combates que bien merecería hacer un estudio independiente y rigoroso de sus personas, pero aunado a ello posteriormente se van uniendo hombres del centro y sur del país simpatizantes con la causa. Y en lo que atañe al por que de la destreza y combatividad así como de la mañana y habilidad de los primeros hombres de la división del norte, se puede encontrar la explicación en el hecho de que tuvieron una formación en una sociedad bélica, en un escenario de guerra y de muerte como comenta el historiador Enrique Krause al referirse al lugar de nacimiento del centauro del norte. El estado de Durango y Chihuahua respectivamente conformaban el reino de la Nueva Vizcaya, durante la época colonial ninguna provincia sufrió tanto las rebeliones indígenas como el ya aludido territorio, el cual demoró en poblarce y en civilizarse, puesto que en los mismos años mientras que en ciudades de otras partes de la republica la vida era acorde con los usos y costumbres de los pueblos prósperos y refinados, en la ciudad de Chihuahua aun partían caravanas de jinetes mexicanos a ganarse la vida mediante la matanza de nativos apaches, apenas veinte años antes de estallar la rebelión maderista durante el gobierno del general Ángel Trias en la ya mencionada entidad federativa, estas practicas salvajes constituían un modo de vida de muchas familias puesto que el gobierno ofrecía 200 pesos al portador a quien entregara una cabellera apache que bien podía ser de un infante, una fémina o un guerrero.
Muchas de las poblaciones de la nueva Vizcaya se originaron como presidios militares aun lado de las misiones jesuitas y franciscanas. En dichos poblados sus habitantes además de sus oficios comunes como la agricultura o la ganadería tenían que desempeñar funciones propias de un militar para defender ya no prioritariamente el suelo patrio sino atendiendo principalmente a la supervivencia propia, a la conservación de los bienes contra la rapiña indígena y a la protección de la integridad física familiar. Esta plataforma social de los hombres de la división del norte era integrada por personas de muy variados oficios, contrariamente a otros ejércitos revolucionarios como el acaudillado por Emiliano Zapata en donde la mayoría de los efectivos vivía de las labores agrícolas. De este modo pues había cabida para forajidos, bandidos, mercenarios y personas de mejor vivir como agricultores, ganaderos, vaqueros, caporales y comerciantes.
Los jefes militares así como los oficiales egresados del heroico colegio militar durante las primeras campañas confiaron la suerte a su preparación castrense pecando de esta manera de vanidad y soberbia subestimando a las huestes villistas las cuales les proporcionaron crueles derrotas dejando evidenciado de esta forma el mejor poderío en los campos de batalla que si bien es cierto no se derivaba este señorío de una correcta educación militar, si se desprendía de la practica común en una sociedad sumergida en guerras a lo largo de su historia. La división del norte no era una muchedumbre tosca, era un ejército con disciplina propia ya en el comportamiento de la tropa ante la población civil o ya en cuanto a las tácticas militares. Contaba con armamento sofisticado y formidables piezas de artillería que habían sido arrebatadas a los federales durante las primeras refriegas. El general Villa hizo notorios sus grandes dotes de negociación y administración al inculcar préstamos forzados a la clase alta del norte del país y a las familias extranjeras principalmente españolas. De igual forma llevó a cabo tratados con la mutual company en los estados unidos en donde se establecían beneficios mutuos pudiendo con ello uniformar a sus tropas y municionarlas en la mejor medida.
Dejando a un lado la muy precaria descripción hecha de la división del norte es preciso pues hablar acerca de la ideología villista en cuanto a las demandas sociales se refiere y en cuanto a las acciones benéficas emprendidas por Don Francisco Villa. Primeramente habría que partir de considerar a las diferencias existentes entre zapatistas y villistas en cuanto a las aspiraciones una vez terminada la lid, para los primeros la principal preocupación era la restitución y dotación de tierras comunales a los poblados, mientras que al referirnos a los segundos la solución era el fraccionamiento de los latifundios y la creación de gran cantidad de pequeñas propiedades. Es por ello que el general Villa no compartía la ley agraria zapatista en todos sus puntos puesto que esta era más bien propia de todas las comunidades indígenas.
El 24 de mayo de 1915 Francisco Villa expide una ley agraria en el estado de Guanajuato la cual interesaba enormemente a los estados de San Luis Potosí, Zacatecas y jalisco, además de todos los que componen la región norte de México. Este proyecto posiblemente fue obra del licenciado Francisco Escudero y estipulaba:
En su artículo primero se consideraba incompatible con la paz y la prosperidad de la republica la existencia de las grandes propiedades territoriales. En consecuencia los gobiernos de los estados durante los tres meses siguientes a la expedición de la ley debían fijar la superficie máxima de tierras que podía ser poseída por un solo dueño.
El artículo tercero declaraba de utilidad pública el fraccionamiento de las grandes propiedades territoriales en la porción excedente del límite que se fijare conforme a los artículos anteriores, mas sin embargo cave decir que no fijaba dicha ley las extensiones de las parcelas pero se refería a que no se enajenaría a alguna persona una porción de tierra mayor de la que pudiese cultivar.
El artículo cuarto se refería a la cuestión indígena y estipulaba que se expropiarían también los terrenos circundantes de los pueblos indígenas en la extensión necesaria para repartirlos en pequeños lotes, entre habitantes de los mismos pueblos; de esta forma la fracción quinta del artículo doce pregonaba por que las parcelas no excedieran de veinticinco hectáreas y se adjudicaran solamente a los vecinos de las aldeas.
El artículo diecisiete en un afán de proteger a la familia como base de la estructura social declaraba la constitución del patrimonio familiar con la característica de inalienable e inembargable.
Como se vera pues dicho propósito es un tanto discrepante con la ley agraria zapatista y se refiere a cuestiones que no habían sido contempladas por ningún otro proyecto como a la expropiación de aguas y el de muebles y maquinaria tendientes al mejor cultivo d la porción expropiada en los artículos sexto y séptimo respectivamente. Todas las medidas pretendían estar apegadas a la equidad por lo que se declaraba que no se podría tomar posesión sin que antes se hubiere pagado la indemnización correspondiente.
Al general Villa se le acusaba entre otras cosas de reaccionario y a la división del norte de no contar en sus filas a los intelectuales y letrados, lo cierto es que el aludido plan o proyecto de los revolucionarios norteños dejaba evidenciado lo contrario. Y es que a pesar de ser Francisco Villa un hombre de escasa educación y cultura contaba con un gran sentido común llevado a la práctica pues como gobernador del estado de Chihuahua llevó a cabo acciones sociales radicales como abrir mas y mejores escuelas, controlar los precios y destinar los impuestos de guerra al abastecimiento de la población de los productos básicos. Todo ello sin rayar en el socialismo ya que dicho en su propia voz “es justo que todos aspiremos a ser mas, pero también que todos nos hagamos valer por nuestros hechos.”
Entre los ideales villistas se encuentra la igualdad en el trato y en las oportunidades pues durante las fiestas llevadas a cabo en la hacienda de canutillo lo mismo convivían gentes modestas con personas de la clase media y alta y los trabajadores recibían salarios mejores que los del promedio nacional.
Lamentablemente para la historia oficial del suelo patrio no es de extrañarse que habiendo ascendido al poder los mas fieros rivales militares y políticos del general Villa hubieren hecho con la imagen de este y de su ejercito cuanto como consideraron necesario como para acortar las simpatías que senita el pueblo y las nuevas generaciones por el centauro del norte acusándolo de sanguinario, sombrío e insensato. Los hombres que escribieron la historia de la revolución aun veían en la persona de Villa un fantasma peligroso que bien podría despertar los actos más heroicos de la población civil. Apenas en 1969 se le dio el reconocimiento oficial a este importante caudillo sin el cual los sufrimientos del pueblo mexicano hubieran sido mayores al permanecer en el poder el caudillaje encabezado por Victoriano Huerta. Sin la importante colaboración de su persona y de su ejército no hubiera existido tal revolución, si lo consideramos como principal brazo armado al haber aniquilado al ejército federal en dos batallas transcendentales; la toma de Torreón y la toma de Zacatecas.
Transcurridos los años durante el sexenio del general Lazado Cárdenas durante el cual la persecución política se había sosegado, por fin los veteranos villistas salieron de las sombras para escribir su historia, la verdadera versión de la revolución mexicana que si bien es cierto no ha tenido la correcta difusión constituye un pilar fundamental en la identidad nacional. Obras como las de los hermanos Aguirre Benavides, Francisco P de Ontiveros, Felipe Ángeles, Ramón Puente, José Maria Jaurrieta, e historiadores extranjeros ajenos a los intereses e influencias del aparto gubernamental como Jonh Reed y Fiedrich Katz.
La división del norte marca un precedente en la revolución mexicana y da término a esta segunda fase, que culmina con la entrada triunfal del ejército constitucionalista a la ciudad de México encabezado por el primer jefe Venustiano Carranza quien previamente desde el norte de México había cortado el abastecimiento de carbón a los trenes Villistas estacionados en Zacatecas después de la gran batalla con propósito de aparecer primeramente en la escena publica y haciendo conocido el rompimiento definitivo con Francisco Villa.
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