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MéXICO FORESTAL, FAUNA SILVESTRE Y DEPENDENCIAS, AñO 1964.
- Autor : Alexa L.
- Fecha : Viernes 28 de Mayo de 2010 13:47
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Veamos un poco el panorama de lo que era el país en materia ambiental y algunas de las dependencias dedicadas a la ecología... Año 1964, México. El tema referente a las riquezas de nuestro suelo ha sido motivo, de tiempo atrás, de acaloradas discusiones, que llevan desde el extremo en que se colocaban los optimistas del siglo XIX diciendo que México era uno de los países más ricos del mundo por los recursos naturales que en él existía. Cuando llegaron los españoles a México se maravillaron de la riqueza forestal del país, y todavía a fines del siglo XVIII escribiendo desde el nostálgico destierro, Francisco Javier Clavijero decía en algunas de las páginas de su admirable “Historia antigua de México”, refiriéndose a su lejana patria: “En la excelencia, variedad y abundancia de maderas no cede aquella tierra a alguna del mundo; pues además de los fresnos, álamos, encinos, olmos, robles, pinos, abetos, nogales, cipreses y demás comunes en Europa, tiene bosques de excelentes cedros y ébanos, dos especies de árboles tan estimadas de los antiguos; de tampicerán en Michoacán, de palo gateado en Zoncoliuhcan, de caoba en los montes de Chiapan, de camote en los montes Tezcoco, de granadillo o ébano rojo en Mixteca, y en otras partes del reino de guayacán, de mizquitl o acacia, de tepehuaxin, de ayaquahuitl, de petehuitztli, de oyametl, de tzopiloquahuitl, de copte, de jabin y de otras innumerables maderas apreciables por su incorruptibilidad, por su peso y consistencia, por su docilidad, por su belleza, su color o su fragancia”. A pesar de que la Naturaleza nos ha datado de una apreciable riqueza boscosa, lo que permite afirmar que México es un país forestal, nunca hemos sabido enfocar el problema que al respecto se presenta (la explotación de la misma) con sentido real de sus posibilidades, ni mucho menos señalando una senda adecuada para resolverlo. Por muchos la administración de la vegetación espontánea y la de los animales silvestres estuvo confiada en México a una sola dependencia que cubría los ramos forestal, caza y pesca. A partir de la desaparición del Departamento Autónomo Forestal y de Caza y Pesca en 1940, el último de los ramos que tenía confiados quedó dentro del Departamento de Marina (después Secretaria) donde permaneció hasta 1959, en que la Dirección General de Pesca e Industrias Conexas pasó a depender de la Secretaría de Industria y Comercio. De esa manera, solo había subsistido la liga entre la administración forestal y la de los animales silvestres que integran la fauna terrestre, confiadas a la Subsecretaria Forestal y de la Fauna, dentro de la Secretaría de Agricultura y Ganadería. Al comienzo del sexenio (en 1959) se dio el primer paso de importancia para orientar debidamente al manejo de la fauna silvestre, elevando la categoría de Dirección General de Caza el pequeño Departamento del mismo nombre, que funcionaba dentro de la Dirección General Forestal y de Caza. Tal cosa aunque no se acompaño de un aumento concomitante en los recursos de la dependencia, significó la importancia que se le concedía dentro del engranaje burocrático, y permitió a la persona encargada de la misma tratar sus asuntos con mayor libertad y personalidad, lo que repercutió benéficamente en el ramo. Pero la designación misma de Dirección General de Caza, parecía indicar los problemas de fauna terrestre se enfocaban solamente desde el unilateral punto de vista de las actividades cinegéticas, cuando en realidad la importancia del reglón (los animales silvestres) es de tal magnitud que merece tratarse con una visión mucho más amplia. Por eso, ya en el último año de la administración (mayo de 1964) se logró que la denominación de la dependencia se cambiaría por la de Dirección General de la Fauna Silvestre.
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